viernes, 8 de abril de 2016

MACRI, DEL POZO CIEGO AL FIDEICOMISO


El llamado del presidente a pagar impuestos con alegría no está en línea con sus oscuras sociedades en paraísos fiscales.

En los medios de comunicación que supimos conseguir, y que ayer nomas la Cámara con los votos de las corporaciones y del grupo de compañeros que se pusieron el cartel "se vende" consolidó dando validez al DNU de Macri que concentra aún más, están explotando una veta extrema frente a todo lo inexplicable.

Esa veta es llevar a discutir el absurdo. Fogonear largos debates sobre si la prostitución es una virtud, es por ejemplo una golosina distractiva. Horas de la TV dedicadas a ridículos griteríos de personajes de diverso pelaje oscureciendo mentes y apagando criterios. Y no se discute el virtuosismo de la (mal) llamada "profesión más antigua del mundo", sino el de esta otra, voluntaria, y que tiene que ver con el cuerpo y el alma, y con plata en serio, no chirolas. Con ésta que no practica la gente de a pié, ésta que está reservada para una élite poderosa que de tanto tener necesita esconder.


Esos shows ridículos tienen por objeto banalizar todo. Poner en un pié de igualdad cualquier cosa. Es lo mismo el valijero Fariña, Baez, Antonini Wilson o el gordo valor, que Macri, Cameron o el presidente de Islandia. Es igual el que arrebata un celular que el que se roba un país.

Esa es la idea. Que las responsabilidades de quienes tienen las mayores responsabilidades políticas como por ejemplo el presidente, se diluyan en un debate sobre un grupo que cuenta dinero en una cueva. 

Es la idea que creamos que el que se roba un banco por un boquete es igual o más grave que el que lo hace desde la más alta investidura con guantes blancos y sin disparar un solo tiro.

Se quiere disimular que la gran y obvia diferencia es que ni el gordo valor, ni Fariña ni Baez, jamás se postularon para dirigir en nuestro nombre los destinos de la nación. y que quienes sí lo han hecho, tienen otras responsabilidades y no debieran necesitar pozos ciegos como los paraísos fiscales. 

Y ahora descubiertos en sus saqueos, evasiones, lavados, contrabandos y todo tipo de estafas a los pueblos del mundo, algunos como este presidente que en mala hora hemos consagrado, haciendo gala del cinismo brutal de esa casta, nos comunica casi ofendido que pondrá sus bienes en un fideicomiso ciego. 

Como en cuatro meses de gobierno ha demostrado que es un mentiroso serial, porque prometió no devaluar y devaluó, prometió eliminar la inflación con un chasquido de dedos y la multiplicó, prometió crear puestos de trabajo y eliminó mas de cien mil, prometió más libertad y la conculcó, entre tantas otras, ahora pretende "recuperar confianza" prometiendo poner todos sus bienes en un fideicomiso ciego. Y pide que creamos que ese cambio, de pozo ciego a fideicomiso, es como el paso del prostíbulo a la sacristía.

Estamos quienes nunca tuvimos dudas que este era el rumbo del gobierno de las corporaciones. Y no por alguna iluminación mayor, simplemente por la lectura del pasado, nuestro y del mundo. Nunca que un gobierno oligárquico, como claramente son los de estas élites, asumió la conducción de un país, lo llevó por otro camino que el de la concentración de la riqueza para pocos y la exclusión de las mayorías.

Esto se dio sí, con distintas velocidades, y éstas tenían que ver con el pasado más inmediato. Y se explica en este caso la violencia del actual gobierno, que algunos califican como revanchismo hacia el anterior, porque la voracidad tiene una desmesura vinculada al tiempo de espera. Y en realidad no es revancha, es que durante los doce años pasados, como nunca en los últimos sesenta la oligarquía fue desplazada como cabecera en el reparto de la riqueza. Fue desplazada para sentar allí a los desposeídos y excluidos de los banquetes anteriores. Por eso bajó la desocupación al crecer la industria y crearse casi siete millones de puestos de trabajo, los salarios se posicionaron como los mejores de América Latina, más de tres millones y medio de mayores que habían sido estafados con sus aportes por las patronales se jubilaron, los niños comieron y se escolarizaron con la Asignación Universal, los jóvenes accedieron al mundo de la tecnología de la comunicación con millones de netbooks, pudieron completar estudios con el programa Progresar, y accedieron a viviendas con el Procrear. Esto y mucho más es parte del combo de crímenes que se le adjudican al gobierno popular. Crímenes porque las corporaciones perdieron miles de millones de dolares que iban a sus arcas para que ese dinero vuelva al pueblo. Y valga como ejemplo la recuperación de los Fondos de Jubilaciones y Pensiones que redituaban más de treinta mil millones a los bancos y que ahora están en viviendas y otras inversiones sociales.

Esto generó el odio y la voracidad de los dueños del poder económico financiero y mediático que accedieron al gobierno. Y ese odio y voracidad se traduce en la violencia y desmesura por despojar y apropiarse de todo. 

Los medios de comunicación seguirán encegueciendo un tiempo, pero no por siempre. Y lo grave es que el odio y la violencia que el gobierno está sembrando a manos llenas en algún momento va a brotar y multiplicarse. Y más aún si en el campo popular se profundizan las traiciones ya inocultables a punto tal que en el caso del peronismo, hasta la conducción del partido termine en manos de los quebrados que han sido comprados por los empresarios que gobiernan. 

Ojalá que no pase, pero todo indica que estamos encaminados hacia dolorosas experiencias ya vividas cuando el hartazgo de los abusos y las agresiones supera los límites de la casi infinita tolerancia popular.






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