miércoles, 13 de abril de 2016

LOS DE ADENTRO QUE NOS VENDEN


Sabido y ya normal en el mundo capitalista es que los de afuera nos quieran saquear. El problema son y siguen siendo los de adentro que nos venden.

En la administración del estado son necesarios políticos y técnicos. Pero los que son imprescindibles son los idealistas, los hombres que marcados por la ideología garantizan el rumbo de las políticas más allá de los hombres que las ejecuten.


Son estos los que deben ocupar los espacios donde se diseñan y deciden las políticas que los partidos propongan para el país. 

Porque se le puede pedir a un equipo de los más excelentes y calificados profesionales que hay, para que proponga un proyecto para privatizar una empresa pública, con toda la fundamentación técnica y política. Que a nadie quepan dudas que tendrá ese proyecto, y seguramente muy sólido.

Pero otra parcialidad política podrá pedirle al mismo equipo un proyecto para estatizar la misma empresa que en base a su proyecto ha sido exitosamente privatizada. Tampoco tenga nadie dudas que tendrá ese proyecto sólido con todos los fundamentos para su defensa desde lo técnico como desde lo político. 

Esto porque se trata de profesionales, altamente capacitados en lo técnico y político, pero totalmente impermeables en lo ideológico. 

Es por ello que hoy pueden defender con brillantez, solidez, enjundia y convicción una posición, y mañana con las mismas características, la contraria.

Vayan como ejemplos Miguel Pichetto y Diego Bossio. Han sido admirables defendiendo las políticas del Proyecto Nacional hasta el 10 de diciembre del 2015.

Hoy ambos se han convertido en extraordinarios espadachines de este proyecto del país que está en las antípodas de aquel. Total y definitivamente opuesto. Y basta haberlos escuchado argumentando su voto a favor de los buitres para asombrarse sin límites ante semejante cabriola y múltiple salto mortal.

Tendrán los partidos que tener otros parámetros para seleccionar a los hombres que expresen los ideales que cada parcialidad sostenga. Y así evitar a estos criollos que nos venden, y que con sus conductas ponen en contradicción absolutamente todos los valores de la política, quitándole credibilidad y aumentando peligrosamente el descreimiento social.

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