domingo, 17 de marzo de 2013

EL INFAME ALABA CON LA PALABRA, MIENTRAS PECA CON LA CONDUCTA. 

La elección de Francisco I trajo algarabía, expresiones de júbilo, fe y esperanza en miles de chaqueños. La mayoría seguramente honra esos sentimientos sanos con su conducta cotidiana. Y sin dudas este hecho contribuirá a reafirmar la obligación de obediencia a los mandatos de Jesús, que por ahí el diario trajinar y mezquinas apetencias humanas postergan.

Entre las esperanzas que un hecho tan significativo genera está sin lugar a dudas, que la verdad, la lealtad, el respeto por el otro y por la palabra, inunde el alma y desplace de ella el cinismo y la hipocresía que oscurece ciertos espíritus.

"…Como lo hemos hecho siempre, estamos acompañando las luchas justas de quienes son avasallados en sus derechos, y hoy no será la excepción, ocurrió con el campo, con los pases a planta y hoy con los docentes, empleados públicos, productores, judiciales, y todos los trabajadores…”(Carim Peche)

"…Estamos frente a un gobierno que podemos definir en pocas palabras: promesas incumplidas, mentira, corrupción e impunidad, es el modelo nacional aplicado a rajatabla en el Chaco,… pero oponiéndonos a los atropellos, las injusticias y el avasallamiento de los derechos humanos, el derecho a trabajar y recibir a cambio un salario digno como también el derecho a huelga están contemplados en la Constitución y vamos a luchar para que se cumplan…"(Delia Gonzalez)

"…Hay un pésimo manejo del dinero público,… el problema es que la caja se destina a clientelismo político, especialmente este año de campaña electoral donde el dinero será para comprar voluntades…" (Livio Gutierrez)

Quienes han pronunciado las palabras que integran estos tres párrafos, también han celebrado el advenimiento de Francisco I al trono de Pedro. Más no respetan ni el Séptimo, ni el Octavo Mandamiento, entre otros.

Cuando han tenido el poder y el dinero del pueblo, lejos de acompañar luchas justas, han avasallado los derechos de todos y han apropiado para pocos lo que es de todos. Por ello algunos, solo algunos, han sido condenados por esta pobrísima justicia terrenal. Otros, siguen gozando de la impunidad que se garantizaron prostituyéndola. Debieran recordar como cristianos que se dicen, que ante la otra justicia no encontrarán corruptos que miren para otro lado.

Cómo se puede tener la osadía, y mala fe para sostener que se opondrán a supuestos avasallamientos, a derechos humanos; al derecho a trabajar; a recibir un salario digno; a un pésimo manejo de dineros públicos; a no aumento de salarios; a uso de caja para clientelismo y compra de voluntades, cuando siendo gobierno han protagonizado todas y cada una de esas iniquidades e inequidades. El crecimiento de los indicadores de pobreza, miseria, mortalidad infantil, desocupación, congelamiento y rebaja de salarios, pagos con quebrachos que disminuyeron ingresos en un 40%, destrucción del aparato productivo, brutal represión a las protestas, descomunal endeudamiento de 4500 millones sin obras, y corrupción administrativa y especialmente judicial nos han colocado como la peor provincia argentina luego de doce años de gestión de estos devotos cristianos.

De qué avasallamiento a los derechos humanos puede sinceramente hablar, sin cometer pecado, quien es parte de un colectivo político que trajo, exclusión, desigualdad, violencia, marginación y muerte, exponiendo tanto cinismo, hipocresía y falsedad, al momento que cantan loas al señor porque nos ha dado un Papa Argentino.

No es compatible con el discurso cristiano que simulan, combatir con falacias a quienes están remediando tantos y tantos atropellos a la dignidad humana de los que fueran generadores. Remediando con obras, trabajo para todos, inclusión social y educativa, sueldos dignos, tolerancia con los reclamos, salud para todos, jubilaciones para los ancianos estafados sin aportes. Mientras ellos, con discurso cristiano pero con acciones infámes fogonean la provocación, estimulan el enfrentamiento y la violencia entre pobres, para en el acto reclamar del gobierno la represión de la que fueron capaces, contra esas minorías que pretenden utilizar con fines abyectos.

¿Creen realmente estas personas en la existencia de Dios en los términos de la fe católica?; ¿Creen honestamente que se puede pecar, luego confesar y comulgar, y aquí no ha pasado nada?; ¿Creen que es lícito y cristiano ignorar y tergiversar las buenas acciones del otro y desacreditarlas solo por buscar objetivos personales o grupales, aunque ello perjudique a las mayorías y los más pobres?

Son las conductas, las acciones, el diario y permanente aporte que podamos hacer por una sociedad justa, solidaria, generosa, respetuosa, inclusiva, con lealtad, honestidad y verdad como se construye ese patrimonio moral que nos hace dignos de respeto y nos acerca al ejemplo que nos dejó Jesús.

Nunca con esta exposición infame de especulación, mentira, soberbia y estafa a la propia conciencia.

El digno une palabra y conducta. El infame alaba con la palabra, mientras peca con la conducta.

lunes, 4 de marzo de 2013

LA SERPIENTE VOLVIÓ A MORDER A UN DESCALZO…
Sebastián es un pibe de 23 años. Correntino de Esquina, como le gusta identificarse, recaló en el Chaco hace menos de un año. Consiguió el primer trabajo “en blanco” de su vida, soñando comenzar a calzarse, y darles sustento y futuro a su compañera Marisa y su hijo Nicolás de tres años.
Nació en 1990, con la explosión del liberalismo, ese que permite el progreso, la libertad, el futuro. Ese que se decía nos incluía en el primer mundo. Bueno, algo pasó porque a Sebastián no le toco nada de eso. De niño tuvo que trabajar para comer. Muy de niño, lo que no le permitió ir a la escuela. Ni jardín de infantes, ni “Seño”, ni mochila de los “Power Rangers”, ni “A” de “Ala”, ni “L” de “Libertad”, ni sumar, ni multiplicar, nada. El viejo dilema del pobre en tiempos donde el mercado es Dios: comer o aprender. Tener futuro o sobrevivir. Y el Señor mandó que sobreviva, al costo de ser analfabeto.

El estado estuvo ausente, no lo buscó ni para que declare por qué razón se robaba su propio futuro incumpliendo la obligación de aprender, ni para condenarlo por haber optado por sobrevivir.
Hoy sí el estado se hizo presente. “Dos años de cumplimiento efectivo” reza el diagnostico de la picadura de esa víbora que solo muerde a los descalzos, al decir de Eduardo Galeano: la Justicia.
Ocurrió en Goya, segunda ciudad de su querida Corrientes, a donde Sebastián llegó este lunes 25 de febrero de 2013 desde el Chaco, para cumplir con el llamado de una vieja causa por robo a un supermercado en la que el propio dueño expresó la imposibilidad que fuera el autor porque “el hueco que hicieron para entrar era tan chico que hacía imposible que pudiera atravesarlo”. Llegó obediente y confiado. Llegó porque cuando la autoridad llama hay que ir, y porque los inocentes no corren. El botín habría sido leche y azúcar. Era imposible que fuera él, pero las estadísticas mandan. Esclarecer y condenar da “chapa” a la policía y a la Justicia, y Sebastián nació descalzo.
En el Chaco tenía trabajo en blanco en el campo. Criaba codornices, pollos, pavos y patos. Tenía una huerta importante de la que salían zapallos, tomates, zanahorias, rabanitos, lechuga, maíz, todo para consumo y venta. Habitaba con su familia una pequeña vivienda que estaba ampliando con sus manos. Se ganó el aprecio, consideración y respeto de sus patrones por su laboriosidad e inteligencia. Esperaba que se terminara de alambrar el campo para también ocuparse de los chivos, los cerdos y las vacas próximas a llegar. Nico, su hijo ya tenía en vistas un jardín para el año que viene, porque la Asignación Universal por Hijo manda que vaya, y porque Sebastián no quiere que ande por la vida descalzo al alcance de la serpiente. Y también él estaba comenzando a hacer palotes para aflojar la mano y poder calzarse aprendiendo a leer y escribir. Pero no pudo, las estadísticas del "hecho esclarecido" y "reo condenado" pudieron más, y la serpiente puso este paréntesis en su vida arrojándolo a las oscuridades de la cárcel.
El sistema, frío, ciego de un ojo como la víbora, nada sabe de Sebastián, ni de su encuentro con el presente digno del trabajo; de su amor por Marisa; de su pasión por Nico; de su trabajo diario en la huerta, los pollos, las codornices, las docenas diarias de huevos; de su primer moto comprada con su esfuerzo, su ahorro; del afecto de los vecinos por estos chicos correntinos, respetuosos y laboriosos que en buena hora llegaron a la colonia. Nada sabe, ni le importa, como no le importó que no fuera a la escuela. Al sistema no se le pide corazón, ni racionalidad. El sabe sumar y restar para las estadísticas y en esas operaciones no juegan más valores que los números. Y Sebastián es eso, un frío número al que le correspondieron dos años para escarmiento, y por andar descalzo.
Y quién sabe no los merezca, si es que acorralado por el dolor de padre pudo hacerse más chiquito, y pasar por ese hueco para llevarse unos litros de leche para que Nico deje de llorar.
Quizás los merezca también porque no supo administrar los siete pesos y el kilo de pan que se llevaba diariamente por trabajar toda la noche amasando pan en su anterior trabajo, en negro, como corresponde al descalzo, ante los ojos ciegos del sistema que no lo pudo encontrar para ver que hacía con los $ 210 por mes como para que no le alcanzaran. Menos para ver por qué los bien calzados le pagaban con hambre por doce horas de trabajo. Quizás eso no sea cosa de la serpiente, porque está del lado de su ojo ciego, mientras el otro solo ve descalzos.
Quizás los merezca por haberse atrevido a aceptar, descalzo, un trabajo en blanco con un sueldo de $ 3.580 para vivir en el campo, con Obra Social, para sí, para Marisa y Nico, mandar a Nico al jardín, y hasta darles una mano a los vecinos cuando lo necesiten, de puro voluntarioso, comedido y buen pibe nomás.
Quizás los merezca por haberse desarraigado al Chaco lejos de sus otros afectos, pero también lejos de la serpiente, a cuyo artero llamado, maldita hora, acudió sumiso, obediente e ingenuo esperando justicia.
A los que sí les importa es a los que lo conocieron en esta nueva vida, laborioso, servicial, afectuoso, inteligente, con iniciativa, preocupado y ocupado con lo suyo y con su trabajo. Les importa a sus vecinos, a sus patrones. Para ellos Sebastián no es un número.
Por eso esta picadura de la serpiente no será mortal, por eso este episodio estadístico es un paréntesis injusto en su vida, en la de Marisa, Nico y su familia.
Y será solo eso, un paréntesis, porque no todo está perdido en esta sociedad. Porque sus patrones no lo privarán del sueldo, para que su familia siga comiendo. Evitando así el desamparo al que, haciendo gala de Justicia, los arroja la serpiente.
Porque ellos esperarán que esta mordida cumpla su venenoso ciclo y Sebastián volverá al Chaco para seguir levantando su casa y su futuro. Lo esperan, su familia, su trabajo, sus codornices, los pollos y la huerta. Y se seguirá calzando cada día con más altas polainas para alejarse de la picadura de esa serpiente, a la que en el reparto de la vida le tocó poder leer y escribir, pero no pudo aprender la diferencia entre lo justo y la condena criminal que mata impiadosa presentes y futuros, siempre de los que anden descalzos por supuesto.
Que el Dios piadoso, al que en vano invocan diariamente, se apiade de ellos cuando el Juicio Final los siente en el banquillo. Ese al que según se dice, todos comparecemos sin distingos entre calzados y descalzos, y en el que cada quién con su conducta en esta vida ya escribió su propia sentencia.
"NO ME PREOCUPA EL GRITO DE LOS VIOLENTOS, DE LOS CORRUPTOS, DE LOS DESHONESTOS, DE LOS SIN ÉTICA. LO QUE MÁS ME PREOCUPA ES EL SILENCIO DE LOS BUENOS" Martin Luther King
"LLEGARÁ EL MOMENTO EN QUE NOS ENSARTAREMOS EL SOMBRERO HASTA LAS OREJAS FRENTA A LAS IGELSIAS, Y NOS DESCUBRIREMOS RESPETUOSAMENTE ANTE LOS BANCOS" (Comentario de don Aledo Luis Meloni sobre el veto de Angel Rozas a la Ley de descanso dominical)