sábado, 2 de abril de 2016


BAJAR LA INFLACIÓN CON DESOCUPACIÓN




Ya en Argentina, a casi cuatro meses del gobierno de las corporaciones, hay 1.4 millones más de pobres.


Cuando se habla de ajuste en economía, de eso se trata. No de pobreza cero, sino de agregarle un cero al indice de pobreza. Y todos los gobiernos conservadores antipopulares han tenido siempre la misma receta. Si una de las razones de la inflación es que la demanda es superior a la oferta y en consecuencia los productos se aprecian, la solución más simple, aunque inhumana, es apuntar a reducir la demanda. 

¿Como se reduce la demanda? Quitando recursos del mercado. 

Y en este capítulo es donde el gobierno pone todo el empeño. Despide trabajadores. 100 mil salarios menos en la calle significan no menos de 1.000 millones que no van a la demanda todos los meses. 12 mil millones al año. Los desmesurados aumentos en los servicios, los combustibles, los comestibles, alquileres y demás bienes, significan miles de millones mensuales que deprimen la demanda. 

Es básico y simple inferir que la inflación debe bajar. Ahora, ¿De que le sirve al desempleado, al empobrecido y al que gasta todo su salario en servicios que la inflación baje si su capacidad de compra desapareció, o cayó abruptamente? No le sirve de absolutamente nada. 

A los que si les sirve es a las corporaciones que con los despedidos tienen una legión de candidatos para trabajar por la comida, y a los mismos u otros, que por cada bien que ponen en una góndola ahora ganan lo que antes ganaban poniendo cinco.

Los gobiernos del campo popular, entre ellos Néstor y Cristina, lo que hicieron es incentivar la producción y la industrialización para que aumente la oferta, generando uno de los procesos virtuosos más importantes de la historia argentina.

Éstos, que además impostan sabiduría falsa, están haciendo exactamente lo contrario. Necesitan pobres porque gobiernan para los ricos. Necesitan desocupados para bajar salarios.

Y para hacer esto, necesitan de sindicalistas entreguistas, corruptos asociados a ellos. Y como éstos son una mercancía más que está en las góndolas de la política, ahí están, simulando defender los intereses de quienes dicen representar, pero en la realidad los únicos intereses que les interesan son los propios, los de sus imperios construidos sobre los fenomenales cimientos de sus traiciones.



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