lunes, 18 de abril de 2016


DOS HERENCIAS. UNA PESADÍSIMA, LA OTRA, UN PRIVILEGIO.






La primera, el fenomenal lastre que significa un patrimonio económico y moral familiar que apesta por la descomunal corrupción sobre la que se ha construído.


La otra, esa que el mismo gobierno reconoce en el exterior para atraer inversiones y que tiene que ver con los logros del gobierno popular de Néstor y Cristina Kirchner.

Obsérvese la enorme diferencia entre lo que se dice aquí para justificar el ajuste y saqueo al pueblo argentino y lo que se manifiesta afuera para atraer inversores.

"Argentina tierra de oportunidades" es el título con que se difunde en el exterior la situación del país. Allí se dice por ejemplo que Argentina tiene "el 98% de alfabetismo y 110 mil graduados universitairos por año" lo que la coloca primera en desarrollo humano y educación, y además "con el coeficiente Gini más alto de la región" (Gini mide la desigualdad social, entonces cuanto más alto, menos desigualdad). Siguen los elogios al reconocer "una economía robusta, la tercera más grande de la región después de Brasil y México, con el mayor PBI per cápita de la región después de Chile, con menos del 75% de empleo en el sector servicios y menos del 6% de desocupación" También se habla de un "sólido sistema institucional con más de 30 años de gobiernos constitucionales estables y cinco cambios de signo político desde 1983" Ofrece también como atractivo para inversores "una infraestructura bien desarrollada con 43 puertos, 54 aeropuertos y mas de 35 mil kilómetros de rutas y vías de trenes" Y como frutilla del postre se luce el gobierno resaltando "la capacidad de endeudarse de la Argentina dado su baja relación deuda/PBI, al ser de solo el 13%"

Todo esto, absolutamente cierto, y producto de las políticas del Gobierno Popular de los 12 años pasados se expresa con lucimiento afuera. Mientras que aquí dentro se dice exactamente lo contrario. 

Desvergonzadamente, con malicia, temeridad y una exposición vergonzante de cinismo e hipocresía aquí se habla de "pesada herencia", de "país quebrado". Los mismos que dicen aquello en el exterior aquí afirman "nos mintieron, camuflaron el desempleo con empleo público" A lo que agregan descaradamente que "todos nuestros puertos, trenes y comunicaciones están deteriorados"

El mundo observa atónito este comportamiento deshonesto, desleal, antiético, el que además se ve abonado por el tremendo sacudón que significa que medio gobierno, gran parte del empreariado y el presidente no paran de aparecer con decenas de cuentas en paraísos fiscales cuyo fin, todo el mundo lo sabe, es estafar a los estados evadiendo, eludiendo y lavando dinero ilegal producto de la corrupción en contra del propio estado que hoy administran.

En síntesis la pesada herencia es una sola, y consiste en el deterioro moral de la clase empresaria en el gobierno y sus CEOs y gerentes ejecutores de las políticas. 

Es la pesada herencia que recibe el pueblo argentino por haber sido engañado e inducido a votar a quienes hoy son sus vedugos, y verdugos de un modelo de país que había sacado a millones de la invisibilidad, que les había dado la oportunidad de ser ciudadanos. Que les había permitido sentirse parte de la patria, y que hoy vuelven al ostracismo y la miseria aceleradamente.

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