viernes, 15 de abril de 2016


BONADÍO, EL ENEMIGO QUE LO HIZO TODO.





La citación de Bonadío a Cristina tuvo el mismo efecto que puede tener un bombero que quiere apagar un incendio con nafta.


Impresionante fue el acompañamiento popular a le ex presidenta en esta ficción que se quiso montar para lograr dos objetivos. 

El primero, tapar la fenomenal y vergonzante exposición mundial de corrupción que tiene a medio gabinete, un grupo importante de las corporaciones gobernantes, y como estrella al presidente Macri, al hacerse públicas cuentas y sociedades en paraísos fiscales, tal como si fueran cuadros pintados con excremento.

Y el segundo, desprestigiar y corroer la figura de Cristina involucrándola en una absurda judicialización de una decisión política cambiaria del Banco Central en la que técnicamente no tiene ninguna injerencia.

La increíble ausencia de cabeza política en el armado de la patraña hizo que un juez corrupto, pusilánime, títere, servil del poder económico que lo manipula, hiciera que se materializara aquello que dijera Perón cuando luego del derrocamiento del 55 le preguntaron, General, ¿que piensa hacer para volver? A lo que Perón respondiera: "Nada, todo lo harán mis enemigos"

Es impresionante el paralelismo. Impresionante. Porque Cristina desde el 10 de diciembre no hizo nada. 

Los que sí hicieron y mucho son sus enemigos. La emprendieron contra el pueblo argentino con medidas económicas expulsivas para los trabajadores con decenas de miles de despidos; empobrecedoras por la brutal devaluacion y estampida de la inflación; y destructivas para el comercio y la industria con la apertura de las importaciones. A eso y para todos ellos, lo que alegremente llaman adecuación tarifaria que no es más que la brutal transferencia a las corporaciones. Lo que eran subsidios, ya no están, si están aumentos del 300 al 700% que es dinero que sale de los bolsillos de los trabajadores y pequeños y medianos empresarios y va a las esas corporaciones cuyos CEOs toman las medidas. 

De haber habido alguien que piense desde la política y con una mínima cuota de apego a los intereses colectivos, no se hubieran hecho todas estas barbaridades en el campo de la distribución de la riqueza, y menos aún en este tema de la estigmatización de la persona con el mayor liderazgo vigente de la última década en la argentina. Todo se hizo desde la voracidad sin límites y el odio.

Sin embargo, y paradógicamente Bonadío, cumpliendo directivas del poder produjo el hecho político mas importante desde la última elección, y probablemente el más impactante en la política de los próximos años al montarle un espectacular escenario a Cristina tanto dentro como fuera de tribunales de tal magnitud que ni La Cámpora, el Evita, Kolina, y los cientos de agrupaciones peronistas juntas, lo hubiesen hecho mejor.

Porque en el despacho donde se realizó la audiencia la protagonista fue quién pretendía ser vapuleada. Y quién supuestamente pretendía darse aires de juez, escucho casi detrás de una puerta cuando con la autoridad de quién enarbola la verdad, la ex presidenta les decía que era un incapaz, un incompetente, parcial, arbitrario y orientado políticamente. El juez no pronunció palabra. Quedó demostrado una vez más que la autoridad no la tiene quién tiene un título, la autoridad está dada por el patrimonio moral y la verdad. Por eso Cristina fue protagonista y por eso mismo Bonadío parecía el reo.

Mientas tanto en la calle, y en todas las calles circundantes a Comodoro Py, eramos decenas y decenas de miles de argentinos que veníamos desde todos los confines de la patria a expresar no solo nuestro respaldo a Cristina, sino especialmente nuestro rechazo a la manipulación de la justicia y su ataque al Campo Popular al pretender encarcelar a quién expresa como ningún otro dirigente contemporáneo, los intereses de las mayorías, frente al poder concentrado que se reinstaló con odio y saña.

Esa muchedumbre es el escenario que Bonadío le brindó, muy a pesar suyo y solo dada su fenomenal ceguera política para que se concrete el más triunfal regreso de Cristina a la cumbre del escenario político argentino y a conducir la oposición, pasando a un cuarto plano a todos, incluidos algunos quebrados pusilánimes del FpV, los que por estos meses siendo oposición se entregaron a la fiesta neoliberal del saqueo al pueblo. Y hoy pretenden, desde el fondo de sus tramposas conciencias una unidad partidaria basada en el amontonamiento de vacíos ideológicos, que van según soplen los vientos.

A partir de todo lo que hicieron Bonadío y el resto de los enemigos, desde ahora en la argentina hay otro escenario político. Volvió Cristina y se está plantando al frente de los millones que serán parte de un nuevo Frente Ciudadano, que pondrá límites a las voracidades de las corporaciones para luego retomar, como tantas veces, la reconstrucción del tejido social para devolverle bienestar y felicidad al pueblo.

¡Celebremos! 




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