MILAGRO NEOLIBERAL: MEJOR LA MENTIRA QUE LA VERDAD
Con la mentira se vacacionaba, se compraban autos, motos, heladeras, televisores. Los niños comían en sus casas, se vacunaban. Las Pymes bortaban como hongos creando siete millones de puestos de trabajo.Todo esto como nunca antes había ocurrido el Argentina.
Se jubilaron todos los mayores que no tenían aportes estafados con trabajo ilegal. Con la mentira no había hogar argentino en el que no ingresara algún dinero que permitiera evitar la indigencia.
Vos lo vivias. Tenías trabajo. Había inflación pero también paritarias que siempre año a año le ganaban un punto a la maldita inflación. Con la mentira llegó el Progresar y muchos hogares de clase media vieron partir a sus hijos a su casa propia. Millones de netbooks aparecieron en manos de niños de todo el país para conectarlos con la igualdad de oportunidades. Cientos de miles de jóvenes recibieron un incentivo para terminar sus estudios y así Progresar, con el plan que llevó su nombre.
El Futbol para Todos terminó con millones mirando "de ojito en los bares". La TV Pública Digital gratuita puso en millones de hogares canales educativos y de entretenimiento para que no sea un privilegio de pocos y un gran negocio de otros pocos. Las Universidades se expandieron a lo largo de la patria para que el país deje de ser un plano inclinado a los puertos también en la búsqueda del conocimiento.
Con la mentira volaron al espacio los Arsat I y II, y quedó a medio construir el Arsat III, satélites geoestacionarios construidos íntegramente en Argentina por Ingenieros y Científicos Argentinos -que retornaron luego de haber sido mandados a lavar los platos-, para proveer servicios a toda América convirtiéndonos en uno de los ocho países en el mundo con esa tecnología.
Con la mentira y el Fondo de la soja se asfaltaron calles en más del 90% de los pueblos argentinos, hasta los más pequeños y remotos, se extendieron rutas y se asfaltaron nuevas. La misma mentira construyó una escuela cada dos días y medio, cifra solo superada por el primer Plan Quinquenal de Perón.
Pero la gran campaña montada contra todos estos productos, y muchos más de la mentira, fue instalando la necesidad de la verdad. Y llegó la verdad.
La verdad trajo una devaluación del 45% que se llevó el mismo porcentaje de tu salario. Pero no se quedó allí la verdad, entró más a fundo en tu bolsillo porque de una inflación anual de 25/27% pasamos al 40% con lo que tu salario ya deprimido pasa por la verdulería y la carnicería y se queda flaquito. Y para colmo cuando llegó al banco a pagar los servicios, se encontró con que las boletas habían engordado un 500% y ya no cabían en el magro saco restante.
Pero como quienes llegaron con la verdad desbordan generosidad bajaron las retenciones a las patronales agrarias con una transferencia de 120 mil millones de dolares que en verdad dejan de ir a obras de infraestructura y varias mentiras más que antes con ellas se concretaban. La verdad puso sobre la mesa quienes gobiernan y para quienes, porque todos los portadores de verdad son empleados de las corporaciones para las que toman medidas como por ejemplo el sinceramiento de las tasas por servicios de energía entre otros. También la verdad vino a echar luz sobre las mentiras del Indec, y desde diciembre no hay más Indec.
Y los despidos. La verdad dice que los 130 mil despidos entre trabajadores privados y públicos son mentira, mientras el ministro de los despidos Ibarra afirma "se terminaron los despidos en el estado". Mientras tanto siguen los despidos. Hoy se anuncian 1.200 trabajadores del Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios (RENATEA) a la calle, porque la verdad necesita que sean los patrones los que se hagan cargo de los derechos de los peones.
En definitiva con la mentira comías, te vestías, estudiabas, tenías vivienda, tus abuelos estaban jubilados, tus hijos tenían garantizada comida, educación y salud. Y vos la tranquilidad de un trabajo bien pago, con vacaciones en familia. Auto, casa, confort.
Pero resulta que llegó la verdad y perdiste salario, trabajo, y la seguridad de llegar a fin de mes. Perdiste la tranquilidad que la mentira te permitía disfrutar.
La verdad trajo una devaluación del 45% que se llevó el mismo porcentaje de tu salario. Pero no se quedó allí la verdad, entró más a fundo en tu bolsillo porque de una inflación anual de 25/27% pasamos al 40% con lo que tu salario ya deprimido pasa por la verdulería y la carnicería y se queda flaquito. Y para colmo cuando llegó al banco a pagar los servicios, se encontró con que las boletas habían engordado un 500% y ya no cabían en el magro saco restante.
Pero como quienes llegaron con la verdad desbordan generosidad bajaron las retenciones a las patronales agrarias con una transferencia de 120 mil millones de dolares que en verdad dejan de ir a obras de infraestructura y varias mentiras más que antes con ellas se concretaban. La verdad puso sobre la mesa quienes gobiernan y para quienes, porque todos los portadores de verdad son empleados de las corporaciones para las que toman medidas como por ejemplo el sinceramiento de las tasas por servicios de energía entre otros. También la verdad vino a echar luz sobre las mentiras del Indec, y desde diciembre no hay más Indec.
Y los despidos. La verdad dice que los 130 mil despidos entre trabajadores privados y públicos son mentira, mientras el ministro de los despidos Ibarra afirma "se terminaron los despidos en el estado". Mientras tanto siguen los despidos. Hoy se anuncian 1.200 trabajadores del Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios (RENATEA) a la calle, porque la verdad necesita que sean los patrones los que se hagan cargo de los derechos de los peones.
En definitiva con la mentira comías, te vestías, estudiabas, tenías vivienda, tus abuelos estaban jubilados, tus hijos tenían garantizada comida, educación y salud. Y vos la tranquilidad de un trabajo bien pago, con vacaciones en familia. Auto, casa, confort.
Pero resulta que llegó la verdad y perdiste salario, trabajo, y la seguridad de llegar a fin de mes. Perdiste la tranquilidad que la mentira te permitía disfrutar.
Si así son las cosas, no pasará mucho tiempo para que en algún muro manos anónimas rueguen:
¡Basta de verdades!,
¡queremos que vuelvan las mentiras!
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