lunes, 23 de mayo de 2016


CIPAYOS ACUERDAN DESEMBARCO DE MARINES A NUESTRO TERRITORIO








Don Arturo Jauretche, hombre emblemático del pesamiento nacional popularizó el termino con el que se caracteriza a los vendepatria. A los criollos que nos venden.


El peso de la definición es enorme para quienes tenemos sentido de patria. No así seguramente para los que abrazados al mercado tienen como Dios y patria el interés, el dinero, el poder.

Mauricio Macri acaba de enviar una misión a EEUU con el objeto de acordar proyectos de cooperación militar. Así de clarito y sin eufemismos. 

Una base norteamericana se instalará en Ushuaia, Tierra del Fuego. El gobierno, especialista en simulación, dice que esa ciudad del sur argentino se convierta en una base logística para apoyar tareas científicas en la Antártida. 

Un detalle es que la Antártida contiene el mayor volúmen de agua dulce del planeta. Además de los mayores yacimientos de hidrocarburos y minerales estratégicos para la industria militar y aeroespacial. Pues allí se instalará la base que tendrá el control de todos nuestros recursos naturales.

En el mundo del cinismo y la hipocresía en el que se cuecen estas habas toda esta penetración viene siempre dentro de un bonito disfraz que va desde el desarrollo de la ciencia, hasta las ayudas humanitarias.

Lo cierto es que en la práctica el mayor desarrollo científico ha sido en el campo de la industria de la destrucción por distintas vías. Desde la militar con armas convencionales, hasta la biológica orientada al control poblacional de los mal llamados países en desarrollo, que nunca se desarrollarán. 

En 2012 hubo un intento por instalar una base del Comando Sur en el Aeropuerto de Resistencia, Chaco. La resistencia de algunos acotados sectores más politizados como movimientos sociales por ejemplo, y de la que no estuvo ausente el peronismo, abortó la idea que venía disfrazada como "Centro de operaciones y almacenamiento para emergencias y prevención de catástrofes", pomposo y seductor nombre de lo que en la práctica tenía por objeto poner un pie en la región en un aeropuerto internacional con capacidad para recibir aeronaves de gran porte, y desde el que se domina perfectamente toda la región incluida la Triple Frontera y recursos naturales tan importantes como el Acuífero Guaraní.

Pues ahora, con el neoliberalismo gobernando sin ningún límite, reparo ni tapujo, la entrega de nuestro territorio para que este histórico enemigo que en Malvinas dio su mejor prueba, tiene vía expedita para poner uno o todos los pies que desee en nuestro territorio, y así garantizarse acceso a nuestros recursos desplazando al pueblo argentino del uso y usufructo de los mismos.

Pero, como la despolitización hizo su trabajo prolijamente, al conjunto de la sociedad poco le preocupan estas cuestiones que aparecen como lejanas, lamentablemente, entre las prioridades personales. Antes está la inmediatez individualista que no se percibe como conjunto. Por eso hay y habrá plafond para estas gravísimas y devastadoras decisiones para el futuro del país. 

Porque de algo estemos seguros. Una vez que el imperio pone un pie en algún territorio, no habrá fuerza que pueda hacerlo retroceder. Su instalación tenderá siempre, como la hiedra que envuelve, ahoga y mata, a eliminar toda resistencia a su poder de dominio y succión.

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