jueves, 12 de mayo de 2016

DENGUE, ZIKA, CHIKUNGUNYA,¿UN PLAN?


Treinta años atrás jamás habíamos escuchado las palabras del título. No existían.


De lo que sí ya se hablaba es de los desequilibrios ecológicos y sus posibles consecuencias negativas para la humanidad. También, aunque con menor difusión se hablaba del problema de la superpoblación mundial. 

Ambas cuestiones hay que observar con especial atención porque intencionalmente en casos y como efectos no buscados, pero esperables en otros, tienen relación con muchos de los problemas que está teniendo la humanidad, especialmente esa que está entre los cacharros del patio trasero del mundo. 

Los desequilibrio ecológicos tienen relación directa con el fundamentalismo productivista del capitalismo salvaje, y vasos comunicantes dentro del mismo sistema con la cuestión poblacional.

Como es cada vez menos fiable lo que se puede leer, dada la alta manipulación de la información por parte de los intereses corporativos que la orientan según las necesidades geopolíticas del poder, es necesario observar no solo los orígenes de estas enfermedades, sino especialmente su propagación entre y a los países más pobres, mal llamados en desarrollo.

Y también observar como importantes pensadores y autores de teorías económicas diversas plantean diferentes soluciones a lo que algunos entienden como un grave problema para la humanidad, esto es el crecimiento demográfico que tiende a la superpoblación y con ella a la escaséz de alimentos.

Al bucear en este campo es que toma cuerpo la posibilidad de un deliberado, cuanto menos dejar hacer, o más seriamente planificado freno a la expansión demográfica en los países periféricos. Las teorías de los más importantes cerebros que abonaron el pensamiento económico clásico abordan esta cuestión. Algunos con cierto tacto y otros con inusitada brutalidad, desde el punto de vista de la crueldad de las soluciones que proponen.

Citaremos tres ejemplos que tienen origen en tres de los más importantes arquitectos del pensamiento liberal. David Ricardo en su obra "Ley de hierro de los sueldos" expresa que "el salario siempre tenderá a reducirse a lo estrictamente necesario permitiendo al asalariado solamente subsistir y reproducirse" Adam Shmit considerado el padre de la teoría del libre comercio colocaba en cabeza del mercado no solo la regulación de la economía, sino tambien la de las relaciones humanas. Afirmaba que las contradicciones que plantearan las "leyes del mercado" serían corregidas por lo que llamó "la mano invisible" del mismo sistema. Y por último Thomas Malthus, autor entre otras obras del "Ensayo sobre el Principio de la Población" quién consideraba que la reproducción entre los pobres era "...un acto a todas luces inmoral..." Y agregaba que había que dejar que la naturaleza haga su trabajo de equilibrio no interponiendo socorro ni alimentario ni médico a quienes no tienen reservados cubiertos en este gran banquete que es la humanidad.

Malthus, uno de los padres del pensamiento neoliberal proponía sin nombrarlos crear y expandir pestes y epidemias como el dengue, el zika y el chikungunya. Decía "en vez de recomendarles limpieza a los pobres, hemos de aconsejarles lo contrario, haremos más estrechas las calles, meteremos más gente en las casas, y trataremos de provocar la reaparición de alguna epidemia" Esto está escrito en Ensayos sobre el Principio de la Población, libro de George Bush le obsequiara a Néstor Kirchner en su primer encuentro. Ello indica la plena vigencia del pensamiento. 

Dada esta plena vigencia y el avance neoliberal en el mundo, ¿podemos afirmar que no estamos frente a una estrategia, a un plan concebido y direccionado al control poblacional? 

Sin dudas la respuesta es, no.

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