PERONISMO, NO PERROSEGUIDISMO
El mundo no es una gran
casualidad. Todo rige porque alguien lo decide. De esos alguienes, nació esa
anciana maldita llamada división internacional del trabajo. Ella indica que
países ganan y cuales pierden, y para que el equilibrio sea perfecto, el reparto
debe ser bien imperfecto. Unos muchos perderán en grande para que otros
poquitos ganen más en grande aún.
La democracia planetaria debe
estar tipificada como crimen de lesa humanidad.
Será por eso que a nadie se le
ocurre cometerlo. Veamos: En el mundo somos 194 países, pero, el FMI lo manejan
cinco y en especial uno, que es el que tiene derecho de veto. Ni hace falta que
escriba quien es; el Banco Mundial lo manejan ocho países; y, la Organización
Mundial de Comercio que es la que dice cuanto vamos a cobrar (cada vez menos) y
cuanto vamos a pagar (cada vez mas) en su estatuto consagra el derecho al voto.
Pues jamás se ha votado. Nunca. Como vemos, nadie en el gobierno global comete
el gravísimo delito de democracia.
Quizas por eso y porque esos alguienes
que mandan son rigurosos con los desobedientes es que el peronismo cae una y
otra vez en penitencia. El peronismo solo gobierna en democracia. Y
obstinadamente reclama al mundo democracia. Repudia dictaduras, esclavizadores
y explotadores, de gentes, de pueblos y de gobiernos. Y eso le cuesta todo tipo
de juicios, condenas, expulsiones, declaraciones de inadaptación y golpes de la
más variada naturaleza.
También es cierto que el
peronismo está en lucha permanente en sus entrañas. Como decía un viejo y sabio
compañero “estamos llenos de pedos atravesados”. Esos que tienen pasión por el
atajo. Esos que amagan por izquierda y te pasan como poste por derecha. Esos
que se ufanan pragmáticos y consideran unos desubicados (pelotudos) a los
idealistas, y que ante el primer cambio, por loco, absurdo y descabellado que
sea, corren a hacer la del perro del tropero. (El perro de tropero, animal
valioso que hace el maravilloso trabajo de evitar el desbande de la tropa, solo
cuando su amo lo convoca a ello, si no, siempre camina a su lado. A veces a la
izquierda, otras a la derecha y por momentos debajo del caballo, entre sus
patas delanteras y traseras con una sincronización extraordinaria. Es la
sombra. Busca caminar a la sombra de quien manda.)
Por estos días vemos compañeros que solo se parecen al perro del tropero por esa búsqueda de la
sombra, nunca por su inquebrantable lealtad. Compañeros que debieran haber
estado en la entrega de los Oscar por su actuación durante doce años como los
más brillantes defensores de un Proyecto del que abjuraron el 23 de noviembre a
las cero horas. Compañeros que pasaron de ser Estela de Carlotto a Cecilia Pando
antes de amanecer.
Hoy los vi aplaudir, por momentos de pie, uno de los discursos más vacuos, leído por un pésimo lector, plagado de
furcios, falacias, imprecisiones, amenazas, extorsiones, y total ausencia de
sustancia política, entre todos los que se hayan pronunciado en la historia del
Congreso. No sale uno de su asombro viendo cómo se puede aplaudir la nada y lo
peor. La nada expresada en eufemismos y ambigüedades, y lo peor en anuncios de
entrega, sumisión, endeudamiento, pobreza, exclusión, desigualdad y miseria.
Todo en perfecta línea con el
antidemocrático gobierno planetario al que Argentina, luego de una larga y
digna resistencia, acaba de someterse con tan preocupante como absurdo cambio.
Este gobierno llegó entre otros,
con el fuerte apoyo de los popes de la prostitución. Es fruto también de la
prostitución. Por eso recluta a quienes expresan en la política perfiles permeables
a esas tentaciones. Por eso entre los aplaudidores, Pichetto, Bosio, Urtubey,
entre otros de menor exposición mediática son la expresión de ciertos fallidos del
peronismo. Grandes simuladores que hasta ayer sorbían las mieles del Proyecto
Nacional obviamente solo por conveniencia. Perro de tropero sin una pizca de
las mejores cualidades del noble animal. Marginales de la política que ya se
ofrecen para dar cuórum cuando el oficialismo lo solicite, porque ellos
vinieron para trabajar. Nadie los obliga a anticipar su serpenteo pero ellos
necesitan que el tropero sepa que están sombreando.
Aplaudir el sometimiento de la
nación a los intereses corporativos y de la rapiña financiera internacional mientras
se empobrece y agrede aceleradamente al pueblo, no tiene absolutamente nada de
nacional ni menos de popular. En consecuencia esos compañeros han dado el paso
a la más criminal derecha conservadora que felizmente ya ni la derecha del peronismo
contiene.
Se están convirtiendo en las
cenizas que parecen imprescindibles para la construcción de la patria de los
humildes, como lo afirmara Evita.
En buena hora que hayan cesado de
parecer y que sean lo que siempre fueron.
Solo esperamos y exijamos que el peronismo
haga honor a su memoria, por siempre, y que nunca más estos traidores vuelvan a
hincar sus colmillos al cuello de nuestro movimiento.
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