sábado, 5 de marzo de 2016

NO ENTENDIÓ NADA, SERGIO LOPEZ

Quiero decirle que me cuesta escribir esta nota. Creo que no me merezco tener que decir lo que sigue. Los chaqueños ni los argentinos no lo merecemos. Pero hace tiempo que vengo siguiendo sus declaraciones.


Especialmente a partir de haber asistido a la inauguración de ese magnífico emprendimiento industrial sobre la Ruta Nacional 11. Inauguración de la que participara la compañera Cristina y que nos enorgulleció a todos. Porque Lopez Hermanos es una empresa nuestra. Chaqueña. Y el éxito de un empresario chaqueño es el éxito de todos.

Fue muy emotivo su discurso Sergio aquel día, seguramente uno de los más importantes para usted. La mención y agradecimiento a toda su familia pero si mal no recuerdo, especialmente a su hermana, que motivó mostrara un costado humano fantástico derramando incluso algunas lágrimas, hizo que nos conmoviéramos todos. Fue una nota de calidez de alto voltaje que mostraba la buena madera de un hombre agradecido.

También fue muy elocuente en la mención del estado de su empresa a fines de los 90. Dijo usted que no cerraron definitivamente solo porque los proveedores tuvieron el gesto de "aguantarlos" y el personal también. Recodó una cifra de dinero mínima que era lo que en ese momento de crisis terminal no significaba nada. Ese dato hacía que el contraste con lo que se estaba inaugurando ese día fuera inconmensurable. De la nada a muchos, muchos, millones.

Notable. De aquella situación de crisis terminal motivada por la parálisis del país que trajo la desaparición del consumidor, por la destrucción panificada de la industria nacional como consecuencia de la apertura indiscriminada de las importaciones, a la realidad de la extraordinaria empresa que usted y su familia inauguraban esa noche junto a nosotros y a Cristina, el salto era fenomenal. Impensado en aquella situación anterior y con aquellas políticas.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que usted mostrara su descontento con las políticas del gobierno que sin lugar a dudas le habían permitido a su familia que el esfuerzo y el trabajo se cristalizara en un progreso extraordinario allí plantado.

Debo ser honesto y decirle que costaba comprender que era usted el mismo de aquella noche de la inauguración.

Porque se puede ser crítico. Se debe ser crítico, pero lo que no se debe, ni se puede, es ser desagradecido y no reconocer lo bueno que había permitido tanta inclusión y con tanta inclusión tanto crecimiento empresario. Porque sus bicicletas y sus motos que entregaba casi como caramelos eran producto de un mercado interno al que Néstor primero y Cristina después apostaron para desarrollar el país. Y su empresa es la muestra del éxito de esas políticas.

Pero de pronto se lo escuchaba a usted y parecía que el que hablaba criticando las políticas del Proyecto Nacional era el CEO de alguna multinacional que había perdido privilegios durante los diez años anteriores en beneficio de la Industria Nacional de la que usted era, felizmente para todos nosotros, uno de los exponentes y beneficiarios aquí en el Chaco.

Luego otras declaraciones suyas fueron echando algo más de luz sobre la cantera que entregaba esas críticas. Esa luz paradójicamente oscureció en parte esa buena madera que mostró aquel conmovido empresario que reconocía haber renacido su empresa en el período que siguió al neoliberalismo de los 90. Esa luz comenzó a mostrar a un hombre que se olvidó de aquel doloroso proceso de barrancas abajo. Mostró a un empresario que ya cree que es primer mundo y que se puso el gélido traje de quién considera que lo hizo todo por mérito propio, y que el gobierno debe estar al servicio de los exitosos.

Quizás por eso leemos ahora, en línea con este nuevo empresario, que pide urgente adhesión a la ley antipiquete. Y también ahora exige participar de las decisiones del gobierno en el diseño de la obras del Plan Belgrano. Y esto último no está tan mal como sugerencia de que los empresarios sean consultados, solo que se debe ser un poco más modesto y no exigir lo que ningún voto popular le concedió, que es cogobernar. Agrego como acotación casi marginal sobre el Plan Belgrano algo que en modo alguno nuestro gobierno provincial puede decir, pero le aseguro que es humo. Porque este gobierno que quizás usted como más de la mitad de los argentinos votó, no tiene para nada ni por asomo interés en el bienestar del pueblo ni la prosperidad de empresarios como usted. Ninguno de los dos son parte del país que tienen diseñado.

Volviendo a sus posiciones ideológicas, debo expresarle que lo que lo muestra poco amigable socialmente es esa enjundiosa demanda de que la provincia adopte inmediatamente el nuevo protocolo antipiquete de la polifacética ministra Bullrich. Sabe usted que ese protocolo es en síntesis “palos y balas”, y lamentablemente creo que por eso lo pide.

Está harto de los pobres. Harto de los compradores de sus bicicletas y motos. Porque mi estimado Sergio, los que lo hicieron a usted un gran empresario son esos pobres. Ellos compraron y compran sus bicicletas y motos. La clase media ya compra autos, porque ella también, como usted creció en los doce años.

¿Y sabe por qué los pobres pudieron convertirlo a usted en un empresario exitoso?

Porque no se quedaron en sus casas esperando morir de inanición. Porque salieron a la calle a gritar que querían ser ciudadanos y tener sus derechos. Derecho a tener bicicletas y motos.

¿Y sabe qué?

Si no hubiese sido por las políticas del Proyecto Nacional y el Protocolo Garré, sin palos ni balas que usted desprecia, y si en ese tiempo se hubiese aplicado el protocolo Bullrich, usted jamás hubiera inaugurado nada. Quizás hoy estaría en algún piquete recibiendo palos y balas en lugar de clientes.

Ojala nunca se arrepienta de su soberbia Sergio, pero como tengo algunos años y varias películas vistas, no le vaticino mucho éxito empresario con el cambio que votamos. No sé si ya, pero no tengo dudas que pronto, cuando el obvio descenso de la capacidad de compra de los asalariados, más la apertura de importaciones, más los despidos se profundicen como claramente está ocurriendo, viviremos todos tiempos difíciles. Por ahí si la clase media vuelve a bajar del auto para subirse a la bici o a la moto usted zafe un poco. Pero nada será igual en el nuevo país, se lo aseguro.

Quizás pronto reciba la visita de alguna multinacional que le ofrezca comprar su empresa, por lo que ella le ofrezca, nunca por todo lo que usted y todos los chaqueños ciclistas y motoqueros pusimos en ella. 

Ojala antes que ello ocurra volvamos, con otro gobierno nacional y popular, a las políticas virtuosas que a usted lo hicieron un empresario exitoso. Y que usted cambie y ayude.

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