PRIMERO LA PATRIA
Los que confiamos que teníamos suficiente fuerza parlamentaria para frenar el tan previsible saqueo por parte del gobierno de las corporaciones nos equivocamos.
En octubre quedamos como primera minoría en Diputados y mayoría con quorum propio en senadores.
Estaba todo dado para un equilibrio que no permitiera los abusos que tan violenta, inhumana y antidemocráticamente se están dando.
En mapa cambió a partir del triunfo de las corporaciones en la segunda vuelta. Cambió porque una derrota o una crisis sinceran muchas conductas. Afloran grandezas y miserias. No solo en la política, sino también en los espacios laborales, en lo sindical. Compañeros que se juraban lealtad y patriotismo comienzan a mirar de soslayo al de al lado. Comienzan a observar como posicionarse en el nuevo escenario. Son las viejas miserias humanas indomables para ciertas personas. Así como por otro lado se dejan diferencias para enfrentar en unidad al enemigo. Esas prioridades expresan las riquezas esperanzadoras para una lucha que continúa.
El desembarco de nuevos conquistadores
Hoy asistimos estupefactos, muchos peronistas, a un debate absurdo sobre si nos mantenemos como oposición y sostenemos las banderas que agitábamos hasta hace tres meses, o si priorizamos la "gobernabilidad" votando los intereses corporativos.
Es tan viejo como el mundo el discurso apocalíptico que hoy escuchamos para justificar los grilletes que nos quieren colocar. Es resignar soberanía y arrodillarnos, o la hecatombe, esto como para que entremos en pánico y entreguemos todo, incluido el futuro de varias generaciones. Por otro lado se no dice "hay que honrar las deudas" como una exaltación a la decencia colectiva. Claro, que estamos hablando de las deudas con los de afuera, porque para las con los de adentro se promueve el no pago para que no se lo gasten en alcohol y drogas, también como exaltación a la decencia.
Es la nueva pero permanente colonización llamada globalización, que como una araña gigante con patas en todo el planeta, nos impone la libertad de comercio, de competencia y de movimiento de capitales, siempre para nuestro país, porque los impulsores de este sistema, tienen fronteras adentro un gigantesco proteccionismo integrado por aranceles, cuotas, subsidios, que aquí prohíben como gravísimo delito.
Estas medidas que se nos imponen de pago extorsivo y que en la práctica abre una puerta al infierno de una gigantesca deuda, como si fuesen la medicina sanadora, tienen por objeto empeorar al enfermo para aplicarle irremediablemente la droga de préstamos, inversiones, devaluaciones, ajustes, desocupación, aumentos a tarifas y alimentos. Devaluaciones para que lo nuestro se reduzca a un puñado de dólares y cambie de manos. El resto es parte del modelo de mano de obra barata que se necesita para que los condenados a obedecer pongamos el cuello, mientras los señalados para mandar nos colocan la soga. Para que nunca dejemos de ser el carbón que alimente las calderas que iluminan el primer mundo, al que se nos promete ingreso. Lo que no se nos dice que es como carbón.
La gobernabilidad no se defiende cediendo a extorsiones como las que estamos viendo donde gobernadores e intendentes frente a la necesidad de recursos corren ante cada llamado de un ministro con la certeza que serán acorralados para que hagan posibles los votos en las cámaras a cambio de unos pesos. No lo pueden decir públicamente para no condenar a sus administraciones a la inanición, pero no por ello es menos evidente.
La pretensión de las corporaciones de derogar leyes dictadas en defensa de nuestra soberanía, al amparo de la falta total de convicciones patrióticas de la dirigencia nativa se explica justamente en la conformación de los equipos de gobierno. Todos CEOs de multinacionales extranjeras y bancos de igual origen hoy imponen las reglas.
Ridículo sería que los peronistas vayamos a sentarnos a esa mesa con alguna expectativa de rédito para nuestro pueblo. Esa ingenuidad imperdonable por hermana de la estupidez no tiene disculpas en hombres que asumieron el compromiso de gobernar mirando los intereses nacionales que y como tanto aplaudieron durante doce años.
Es tan viejo como el mundo el discurso apocalíptico que hoy escuchamos para justificar los grilletes que nos quieren colocar. Es resignar soberanía y arrodillarnos, o la hecatombe, esto como para que entremos en pánico y entreguemos todo, incluido el futuro de varias generaciones. Por otro lado se no dice "hay que honrar las deudas" como una exaltación a la decencia colectiva. Claro, que estamos hablando de las deudas con los de afuera, porque para las con los de adentro se promueve el no pago para que no se lo gasten en alcohol y drogas, también como exaltación a la decencia.
Es la nueva pero permanente colonización llamada globalización, que como una araña gigante con patas en todo el planeta, nos impone la libertad de comercio, de competencia y de movimiento de capitales, siempre para nuestro país, porque los impulsores de este sistema, tienen fronteras adentro un gigantesco proteccionismo integrado por aranceles, cuotas, subsidios, que aquí prohíben como gravísimo delito.
Estas medidas que se nos imponen de pago extorsivo y que en la práctica abre una puerta al infierno de una gigantesca deuda, como si fuesen la medicina sanadora, tienen por objeto empeorar al enfermo para aplicarle irremediablemente la droga de préstamos, inversiones, devaluaciones, ajustes, desocupación, aumentos a tarifas y alimentos. Devaluaciones para que lo nuestro se reduzca a un puñado de dólares y cambie de manos. El resto es parte del modelo de mano de obra barata que se necesita para que los condenados a obedecer pongamos el cuello, mientras los señalados para mandar nos colocan la soga. Para que nunca dejemos de ser el carbón que alimente las calderas que iluminan el primer mundo, al que se nos promete ingreso. Lo que no se nos dice que es como carbón.
La gobernabilidad y la historia.
La gobernabilidad no se defiende cediendo a extorsiones como las que estamos viendo donde gobernadores e intendentes frente a la necesidad de recursos corren ante cada llamado de un ministro con la certeza que serán acorralados para que hagan posibles los votos en las cámaras a cambio de unos pesos. No lo pueden decir públicamente para no condenar a sus administraciones a la inanición, pero no por ello es menos evidente.
La pretensión de las corporaciones de derogar leyes dictadas en defensa de nuestra soberanía, al amparo de la falta total de convicciones patrióticas de la dirigencia nativa se explica justamente en la conformación de los equipos de gobierno. Todos CEOs de multinacionales extranjeras y bancos de igual origen hoy imponen las reglas.
Ridículo sería que los peronistas vayamos a sentarnos a esa mesa con alguna expectativa de rédito para nuestro pueblo. Esa ingenuidad imperdonable por hermana de la estupidez no tiene disculpas en hombres que asumieron el compromiso de gobernar mirando los intereses nacionales que y como tanto aplaudieron durante doce años.
Préstamos para pagar préstamos e inversiones que con el discurso de las fuentes de trabajo promueven esclavos para drenar las riquezas hacia el norte libres de restricciones no es el camino de la prosperidad, sino el de la miseria que ya sufrimos con el mismo modelo predicado por Martinez de Hoz, Cavallo y otros maestros de Prat Gay, Frigerio, Melconian y Sturzenegger.
Hoy en argentina el gobierno lo ejercen los grandes consorcios financieros, por eso no existe aquella diferencia que mencionaba Perón. Y es responsabilidad del peronismo como oposición poner los límites a la entrega del país, nunca dejarnos llevar por la extorsión que potencia la necesidad o la urgencia por sobre la soberanía, independencia y justicia social únicos caminos que garantizan la felicidad del pueblo.
Quienes tengan en su mano el voto, tienen la alta responsabilidad de mirar más allá de la inmediatez o de los intereses espurios con que son tentados. Su pueblo y la historia miran, y sabrán colocarlos en el lugar que con su conducta construyan en esta hora crucial.
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