¿POR QUE, PARA QUIEN Y PARA QUE ESCRIBO?
Una pregunta que en general no nos hacemos, ni nos hacen.
Los periodistas tienen claras las razones seguramente. Algunos podrán expresarlas, otros harán algunas cabriolas para evitarlo con elegancia, y los más, o menos, mentirán.
Los que lo hacemos empujados por la, quizás absurda, idea de la necesidad de aportar a la participación y el debate por una sociedad mejor, nos encontramos ante esta pregunta con una respuesta en principio contradictoria.
No pocos diríamos, para los olvidados, los abandonados, los sin techo, los desarrapados, los hambrientos, los sin cama, los que necesitan hacerse visibles... pero no falta quién con acierto acote: ¿pero si ellos son los que no saben leer? Son los que no tienen, teléfono, radio, ni televisión.
Entonces, ¿de que sirve escribir si para los que escribo no pueden leerlo? Mi aporte para propender a cambiar su realidad termina siendo un tiro al aire.
Pero... si no hay oprimido sin opresor, no hay excluido sin excluidor, no hay injusticia sin injustos... ¡para éstos escribo! Ellos si saben leer. Ellos tienen como, con que, y pueden cambiar la realidad.
¡Enhorabuena!
Ojala puedan, además de leer y escuchar, comprender.
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