jueves, 31 de enero de 2019

TODOS DISCIPULOS DE MALTHUS


En el primer encuentro de Néstor Kirchner con Bush hubo un hecho que quizás para muchos pasó desapercibido, pero de alta significación: El intercambio de regalos.


Kirchner le llevó un cordero patagónico. Bush retribuyó con un libro sobre Economía Política. Pero lo más llamativo y que encierra todo un mensaje es su autor; Thomas Malthus. Se trata de un economista y clérigo inglés discípulo de Adam Smith, que se hizo célebre por su Ensayo sobre el principio de la población publicado en 1798.


En ese ensayo manifestó su preocupación por el crecimiento de la población, que según sus estimaciones se producía en progresión geométrica, mientras que la producción de alimentos se daba en progresión aritmética. Lo que claramente garantizaba una hambruna feroz, salvo que se impusieran controles a las costumbres sociales para prevenir y revertir los altos índices de natalidad y supervivencia.

Malthus, el padre intelectual del pensamiento de los imperios y cipayos que hoy conducen está frágil embarcación que es el planeta, dejó instrucciones precisas para que el futuro de la humanidad no excluya la eliminación de millones, quizás miles de millones que consumen –según el- lo que no les corresponde. Es más que obvio que la disminución de la población mundial deberá darse entre los pueblos pobres del mundo.

Proponía no limitar los “frenos positivos” que son aquellos que parecen ser consecuencia de las leyes naturales y que caen bajo la denominación de miseria. Este tipo de frenos decía, contribuye a acortar la duración de la vida humana. Incluyendo aquí, guerras, epidemias, pestes y hambrunas.

Nadie ha formulado una lógica de guerra contra los pobres de manera tan atroz como Malthus. Decía que mientras el salario del hombre alcanza escasamente para mantener dos hijos, éste se casa y tiene cinco o seis. Luego acusa a la insuficiencia del salario para sostener esa prole. Acusa al gobierno por no socorrerle. Acusa a la avaricia de los ricos que consienten que carezca de lo que ellos podrían perfectamente prescindir.

Proponía este maestro de la mayoría de los dirigentes neoliberales del mundo de hoy, que era imperioso aplicar un plan gradual de suspensión de las leyes de benficiencia (notése la similitud con las medidas que toma el gobierno argentino con los jubilados), dado que no hacían más que empeorar la situación en dos sentidos.

El primero que aumente la población sin que aumente la producción de alimentos, ya que un pobre puede casarse y procrear sin tener garantizada la provisión de alimentos para su familia sin la ayuda estatal.

Y en segundo lugar, porque la cantidad de alimentos que se consumen en asilos, para alimentar a una parte de la sociedad no industriosa, disminuye la parte que se destinaría a los habitantes laboriosos y útiles.

Remataba diciendo: estoy persuadido, aunque es posible que hubiera habido unos cuantos casos más de aguda miseria, la suma de felicidad de la masa sería mucho mayor.

Consideraba este buen señor, Malthus, que el casamiento de un pobre era un acto a todas luces inmoral, y proponía que no fuera castigado por la sociedad, ya que el castigo previsto por las leyes de la naturaleza harían lo propio con mayor severidad. Cuando la naturaleza se encarga del gobierno y castigo en lugar nuestro, es una ambición bien mísera el querer quitarle de la mano el palo y atraer sobre nosotros el odio que siempre recae sobre el ejecutor de la justicia.

Sigue: Debe negársele todo socorro parroquial y debe abandonársele al inseguro socorro de la caridad privada. Debe hacérsele ver que las leyes de la naturaleza, que son las leyes divinas, le han condenado a él y su familia al sufrimiento por desobedecer sus repetidas advertencias.

Aquí se observa transparente la influencia de este autor sobe los ideólogos nazis, y en las últimas décadas, sobre el pensamiento neoliberal vigente en buena parte del planeta.

Cuando Christine Lagarde –la actual presidenta de los argentinos- dijo “Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global, hay que hacer algo ¡ya!” dio una muestra que es una abanderada de Thomas Malthus.

Luego se suman los que siguen afirmando que "Le hicieron creer a un empleado medio que con su sueldo medio, podía comprarse celulares e irse al exterior"

Quizás a muchos les parezca que carece de importancia la historia, pero en este caso, sin lugar a dudas hubo influyentes como Malthus que marcaron un derrotero que navega gran parte de lo –supuestamente- más ilustrado de la política y la economía global.

Y así está el mundo con sesenta y ocho señores que tienen la fortuna de media humanidad mientras las tres cuartas partes de los aún sobrevivientes a las ideas de Malthus, están enterrados en la miseria extrema.

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