TODOS DISCIPULOS DE MALTHUS
En el primer encuentro de Néstor Kirchner con Bush hubo un hecho que quizás para muchos pasó desapercibido, pero de alta significación: El intercambio de regalos.
Kirchner le llevó un cordero
patagónico. Bush retribuyó con un libro sobre Economía Política. Pero lo más
llamativo y que encierra todo un mensaje es su autor; Thomas Malthus. Se trata de un economista y clérigo inglés discípulo
de Adam Smith, que se hizo célebre por su Ensayo sobre el principio de la población
publicado en 1798.
En ese ensayo manifestó su
preocupación por el crecimiento de la población, que según sus estimaciones se
producía en progresión geométrica, mientras que la producción de alimentos se
daba en progresión aritmética. Lo que claramente garantizaba una hambruna
feroz, salvo que se impusieran controles a las costumbres sociales para
prevenir y revertir los altos índices de natalidad y supervivencia.
Malthus, el padre intelectual del
pensamiento de los imperios y cipayos que hoy conducen está frágil embarcación
que es el planeta, dejó instrucciones precisas para que el futuro de la
humanidad no excluya la eliminación de millones, quizás miles de millones que
consumen –según el- lo que no les corresponde. Es más que obvio que la
disminución de la población mundial deberá darse entre los pueblos pobres del
mundo.
Proponía no limitar los “frenos
positivos” que son aquellos que parecen ser consecuencia de las leyes naturales
y que caen bajo la denominación de miseria. Este tipo de frenos decía,
contribuye a acortar la duración de la vida humana. Incluyendo aquí, guerras,
epidemias, pestes y hambrunas.
Nadie ha formulado una lógica de
guerra contra los pobres de manera tan atroz como Malthus. Decía que mientras el
salario del hombre alcanza escasamente para mantener dos hijos, éste se casa y
tiene cinco o seis. Luego acusa a la insuficiencia del salario para sostener
esa prole. Acusa al gobierno por no socorrerle. Acusa a la avaricia de los
ricos que consienten que carezca de lo que ellos podrían perfectamente
prescindir.
Proponía este maestro de la
mayoría de los dirigentes neoliberales del mundo de hoy, que era imperioso
aplicar un plan gradual de suspensión de las leyes de benficiencia (notése la
similitud con las medidas que toma el gobierno argentino con los jubilados),
dado que no hacían más que empeorar la situación en dos sentidos.
El primero que aumente la
población sin que aumente la producción de alimentos, ya que un pobre puede
casarse y procrear sin tener garantizada la provisión de alimentos para su familia
sin la ayuda estatal.
Y en segundo lugar, porque la
cantidad de alimentos que se consumen en asilos, para alimentar a una parte de
la sociedad no industriosa, disminuye la parte que se destinaría a los
habitantes laboriosos y útiles.
Remataba diciendo: estoy
persuadido, aunque es posible que hubiera habido unos cuantos casos más de
aguda miseria, la suma de felicidad de la masa sería mucho mayor.
Consideraba este buen señor,
Malthus, que el casamiento de un pobre era un acto a todas luces inmoral, y
proponía que no fuera castigado por la sociedad, ya que el castigo previsto por
las leyes de la naturaleza harían lo propio con mayor severidad. Cuando la
naturaleza se encarga del gobierno y castigo en lugar nuestro, es una ambición
bien mísera el querer quitarle de la mano el palo y atraer sobre nosotros el
odio que siempre recae sobre el ejecutor de la justicia.
Sigue: Debe negársele todo
socorro parroquial y debe abandonársele al inseguro socorro de la caridad
privada. Debe hacérsele ver que las leyes de la naturaleza, que son las leyes
divinas, le han condenado a él y su familia al sufrimiento por desobedecer sus
repetidas advertencias.
Aquí se observa transparente la
influencia de este autor sobe los ideólogos nazis, y en las últimas décadas, sobre
el pensamiento neoliberal vigente en buena parte del planeta.
Cuando Christine Lagarde –la actual
presidenta de los argentinos- dijo “Los ancianos viven demasiado y eso es un
riesgo para la economía global, hay que hacer algo ¡ya!” dio una
muestra que es una abanderada de Thomas Malthus.
Luego se suman los que siguen
afirmando que "Le hicieron creer a un empleado medio que con su sueldo medio, podía
comprarse celulares e irse al exterior"
Quizás a muchos les parezca que
carece de importancia la historia, pero en este caso, sin lugar a dudas hubo
influyentes como Malthus que marcaron un derrotero que navega gran parte de lo –supuestamente-
más ilustrado de la política y la economía global.
Y así está el mundo con sesenta y
ocho señores que tienen la fortuna de media humanidad mientras las tres cuartas
partes de los aún sobrevivientes a las ideas de Malthus, están enterrados en la
miseria extrema.
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