sábado, 5 de enero de 2019

¿NECESITAMOS UNA REFORMA TRIBUTARIA Y UNA FUERTE REFORMA LABORAL?


Las pide el presidente de la Cámara de Comercio de Resistencia.


Y aclara que las piden para "...poder recuperarse y levantar cabeza..."

Luego afirma que "El año que pasó cerró con 12 meses consecutivos de caída de ventas... las que disminuyeron un 10% respecto de 2017, que también empeoró en relación a 2016" O sea, estamos cada vez peor.

Y estimó que para poder repuntar el consumo y que los comercios puedan reflotar sus ventas, es necesaria una fuerte reforma impositiva y una fuerte reforma laboral.

Es posible que sean necesarias algunas reformas. Lo que es seguro que no serán suficientes, porque las caídas en las ventas lejos están por solucionarse con una "fuerte reforma laboral" ya que se entiende que ésta quitará derechos a los trabajadores y también ingresos. Y para que se "refloten las ventas" lo que se necesita es gente con plata en sus bolsillos, no desocupados, ni empleados peor pagos.

Las ventas se desplomaron porque se desplomaron los ingresos del pueblo. Y éstos cayeron porque el gobierno de las corporaciones secó los bolsillos transfiriendo la renta hacia ellas, mediante aumentos de tarifas, cierre de miles de Pymes que generaron desocupación, deprimieron los salarios con devaluación e inflación, entre otras medidas en beneficio de la minoría que gobierna.

Si se bajan impuestos es posible que, en la medida que esa rebaja se traslade a los precios, pueda mejorar la venta. Lo que habría que evaluar que impacto tendría sobre los servicios que presta el estado como salud y educación esa disminución impositiva. Pero es un tema a debatir.

En cuanto a la "reforma laboral profunda", ésta debiera contemplar que los salarios vuelvan a valores del pasado reciente, cuando eran los mejores de América Latina. Y para ello podría incluirse en la reforma que siempre deben estar un punto por encima de la inflación. Y también debiera penarse severamente el trabajo no registrado que desfinancia las jubilaciones, y paga salarios miserables.

Es probable que si las reformas van en ese sentido exista la posibilidad de una de mejora de las ventas y mayor estabilidad en los comercios. 

Con todo respeto creo que carece de realismo la expresión del señor presidente de la Cámara de Comercio cuando en una mezcla de esperanza y deseo dice: "Veremos que pasa en el segundo trimestre cuando empiecen a entrar las exportaciones de las cosechas gruesa, ahí seguramente van a entrar dólares, pero hasta que esos dólares se vendan y empiecen a entrar en el circuito económico va a llevar un tiempo". ¿No está un poco cansado que el gobierno prometa mejoras para el segundo o tercer trimestre que siempre terminan siendo peores?

Lo que vamos a ver que pasa, es lo que ya pasó. O los dólares se quedan en gran proporción en el extranjero, o entran en el circuito financiero para estimular la especulación. Los comerciantes y trabajadores ni los huelen. Al contrario, deben poner más para pagar los intereses que genera en negocio financiero.

Creo que son otras las reformas a reclamar, como por ejemplo, proteger la producción, transformación y agregado de valor de nuestros productos. Limitar para ello la importación como lo hacen la mayoría de los países que a nosotros nos exigen libre comercio. Bajar las cargas impositivas pero no la recaudación haciendo que todos paguen. ¿Como? Sancionando severamente la evasión, y no premiándola como viene ocurriendo especialmente con los empresarios vinculados al gobierno, terratenientes, grandes productores de monocultivos y ganaderos. Nacionalizar el Comercio Exterior para evitar la especulación. Bajar impuestos a la producción y consumo de alimentos básicos y elevarlos sobre bienes suntuarios -al revés de lo que se hizo- con los autos importados, el champagne y otros productos de consumo de la clase alta. Bajar las tarifas a costos razonables para evitar la brutal acumulación que significa que algunas distribuidoras de energía ganen 2 mil millones por año, mientras se siguen esquilmando los bolsillos populares.

Nunca el comercio se recuperará sin un mercado interno dinámico y fuerte. Y nunca tendremos ese mercado si no comprendemos que los que lo conforman son los empleados de los comercios, las industrias, por pequeños empresarios cuentapropistas, los jubilados y todos los trabajadores. Si la renta nacional va en un 50% a este sector, no tengan dudas que volverán a desaparecer los locales cerrados que tapizan las calles de nuestras ciudades y pueblos.

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