lunes, 12 de enero de 2015


PARECE QUE ALGUNOS PERIODISTAS BIEN MUERTOS ESTÁN

Una primera aclaración para quienes hacen todo lo posible por leer patas arriba: Me sumo a la condena por el crimen contra los periodistas en Francia. Lo considero deplorable, repudiable y merecedor de Juicio y Castigo a los responsables.

Pero ojo, a los responsables. No a perejiles en quienes se descarga toda esta parafernalia mediática. 

No estoy para nada de acuerdo en que todos debamos correr tras los dictados del poder mediático globalizado que manda a llorar -no pocas veces sus propios crímenes- cuando le conviene, y a ignorarlos cuando también le conviene.

Porque es altamente sospechoso el manejo que se le a dado al hecho acusando rápidamente a un par de personas como supuestos autores, casi como menospreciando la inteligencia y la memoria colectiva, que recuerda como la demolición de las torres gemelas sirvió para generar el clima fértil, y luego atacar Afganistan e Irak y establecer en los EEUU un estado gendarme y xenófobo. 

De aquel supuesto arsenal de armas de destrucción masiva que supuestamente tenían esos pueblos pobrísimos víctimas también de personajes riquísimos, ora amigos de EEUU mientras les sirvieron, y ahora enemigos para ir por intereses, nada hubo. Nada. Solo pretexto. Pretexto que llevo a lo que hoy ninguna investigación seria pone en duda: la destrucción de las torres gemelas por parte del propio gobierno, mas el aliento de la industria armamentista de EEUU para pararse sobre las ruinas y atacar a media humanidad en el nombre de la paz, esa enemiga del progreso de su maquinaria mortal.

Y resulta que hoy imponen que todos salgamos a condenar a quienes ellos señalan como si tuviesen historia de verdad en lugar de la infamia que como sello adorna esa historia.

Vale recordar que en 1999 las fuerzas de la OTAN que integraba entre otros Francia, destruyeron con misiles los pisos de los edificios donde funcionaba la radio y televisión serbia en Belgrado. Murieron también en estos ataques un grupo de periodistas que estaban trabajando en sus oficinas en la radio y televisión serbia. Eran más de doce, pero no interesa el número cuando de barbarie se trata. 

Lo que interesa es que fueron apuntados impunemente desde los barcos por los mismos que hoy consideran la muerte un crimen que todos debemos condenar. En aquella ocasión no nos llamaron a concentrarnos en todo el mundo, ni mandaron a decir que quienes no condenábamos su crimen eramos tan criminales como ellos. 

Nada de eso. Dijeron que los periodistas serbios estaban bien muertos. Y que no merecía mayor difusión ese hecho. Mandaron a cerrar todas las redacciones, silenciar los micrófonos y apagar pantallas, para solo poner en marcha una campaña que dijera que estos periodistas atentaban contra la paz mundial que ellos estaban obligados a defender.

Este es solo un ejemplo de como somos manipulados por estos canallas para los que la vida y la muerte son lados de una misma moneda que siempre se tira para otros.

Por eso, no creo que la condena deba ir mas allá de la que corresponde al repudio por el hecho, pero nunca a hacer el juego a los criminales intereses de quienes, como en Belgrado o las torres gemelas, asesinaron a periodistas y miles más solo para darse un motivo para evitar la paz y la libertad de pueblos. Y que no son otros que los que pretenden que creamos que los verdaderos criminales son los que ellos señalan y no ellos mismos.

No seamos ingenuos, para no ser funcionales a la maquinaria desinformativa que nos quiere alienar. Los verdaderos asesinos de los periodistas franceses son los mismos que masacraron a los serbios y derribaron las torres gemelas.

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