EL USO MISERABLE DE LA MUERTE DE UN NIÑO
Néstor Femenía, niño qom de siete
años, falleció en Resistencia, víctima de una sociedad hipócrita integrada por
ciudadanos discriminadores, egoístas, e insolidarios; políticos farsantes,
insensibles e irresponsables; críticos oportunistas y mercantilizados; y,
también por tuberculosis, desnutrición y otras resultantes de las acciones e
inacciones de todos los mencionados antes.
El fallecimiento de niño Néstor Femenía
ha dado lugar a la explosión de los más bajos instintos en personas que
muestran una repugnante insensibilidad abonada por esa gran carencia de
límites. Y que sin el mínimo sentimiento de respeto por la muerte y el dolor de
su familia y de la comunidad, lo enarbolan como bandera para impulsar campañas
plagadas de irresponsables inexactitudes y manipulaciones ocultando la realidad
en sus distintos tiempos.
No es el dolor ni la culpa lo que
los lleva a lanzarse a capturar pantallas, micrófonos o centímetros de diarios
como cuervos hambrientos, sino la euforia por la oportunidad que la muerte les
ofrece para desplegar su impostura.
De los pseudo políticos en
campaña, que no son más que buscadores de posicionamientos, y que por lo bajo
balbucean “…indios de m…” como excreta silenciosa del visceral desprecio hacia
los originarios, continuadores vivos de la cultura del exterminio que admiran,
no se podía esperar menos. La muerte de Néstor les ha dado letra para hacer
campaña. No lloran al niño ni les preocupa la realidad que rodea a la
comunidad. Festejan la oportunidad y en lo íntimo gritan silenciosamente:
¡ojalá se repita!
El abogado Rolando Nuñez,
personaje con aires de impoluto que no puede pasar el umbral de la rentabilidad
que la crítica selectiva o oportunista impone a los incapaces de cualquier
compromiso por aportar al cambio de la realidad, hace una nueva incursión
sobrevolando esa realidad a prudente altura para no contaminarse, y previo
lavarse las manos con desinfectante y desodorantes, elabora informes con cifras
manipuladas y adaptadas a las necesidades de los magnettos que lo prohíjan.
Cuando
el flamante gobernador Capitanich allá en los inicios de este gobierno le pidiera
se sume para aportar desde las herramientas que el estado provee al cambio de
la realidad que tanto dice conocer y cuyas soluciones también asegura tener en
mano, y de cuya sencilla y rápida aplicación vendrían todas las soluciones,
rechazó la oferta. Claramente lo suyo no es aportar soluciones, sino aprovechar
los problemas para seguir sosteniendo una estructura vacía de compromiso y
contenido y llena de intereses personales y mandatos inconfesables. El travestismo
y la usurpación de nombres y figuras, no tiene límites. Sturzenegger luciendo
la remera con la imagen del Ché y la leyenda “Macri es revolución”. Rolando
Nuñez invocando el nombre de otro hombre digno, lleva a decir: Perdónalo,
Nelson Mandela.
¿Qué tiene que ver esto con la
muerte de Néstor Femenía? Tiene que ver, y mucho. Si después de quinientos años
de matanza violenta o silenciosa, alguien sostiene que éste gobierno es el
exclusivo responsable de la muerte de Néstor, ello constituye en sí mismo una falacia
y también una infamia. Este, sin haber hecho lo necesario y suficiente seguramente,
es uno de los gobiernos que más avanzó en la reparación de la histórica deuda,
y si a raíz de la muerte del niño Néstor se pretende hacerlo aparecer como un
criminal cuyo interés es la muerte, claramente estamos frente a una campaña
para que vuelvan gobiernos que avancen con el exterminio inconcluso. Así suelen
urdirse las campañas, como abogando por justicia no pocas veces se trató de
destruirla, orando por los derechos de pueblos marginados más veces se ha
buscado mayor marginación.
Falta mucho, en nuestro gobierno,
y en la sociedad, para que la deuda con los pueblos originarios se vaya saldando.
Pero claramente no vendrá ni del lado de los que exponen sus miserias usando la
muerte para hacer política partidista, ni de pseudo prístinos personajes ocultos
tras nombres con historia. Vendrá de la maduración de una sociedad en reconocer
esa deuda, desmontar la colonización que construyó la cultura del desprecio, y
avanzar en el respeto a la historia, la diversidad y la cultura de los pueblos
que nos antecedieron y que fueron por nosotros despojados.
No olvidemos que todos los
indígenas hoy vivos son huérfanos de aquellos que fueron asesinados para que
nosotros podamos detentar la propiedad de todo y ellos tengan que esperar de
nosotros los favores que nuestra mezquina voluntad determine.
A todos los que se rasgan las
vestiduras propongo impulsar una verdadera reparación para éstos huérfanos de
la víctimas de nuestros próceres. Habiendo aquellos despojado a los ancestros
de los hoy despreciados, de toda la tierra, los ríos, la flora y la fauna, y
con ellos de la alimentación y la medicina, propongo fijar un valor por cada
hectárea o fracción que estamos ocupando quienes usufructuamos el crimen que dio
origen a las propiedades, producto de todas las violaciones pero hoy
inviolables. Y que ese pago mensual vaya a un fondo que administren las
comunidades originarias como producto de un comodato vitalicio y transferible
con la obligación de pago por parte de cada ocupante. Es un derecho legítimo
que tienen como descendientes de los muertos de entonces que no son menos
muertos que Néstor y los que hoy siguen muriendo a manos de una sociedad
hipócrita que dice defenderlos, eso sí, siempre y cuando “estos indios brutos
no quieran apropiarse de lo nuestro” como dicen por lo bajo.
La propuesta de transformar todas
las propiedades en comodatos vitalicios y trasferibles junto a la obligación de
pago mensual de la renta la hago con toda seriedad y sin la mínima duda sobre
lo legítimo de la propuesta, pero también con la seguridad que en la mentalidad
mercantilizada de la mayor parte de la clase política y también de los
farsantes de la crítica sin compromiso, caerá como una locura imposible de
realizar. Argumentos no faltarán para descalificarla. Desde el altar donde
veneramos la propiedad privada, hasta los derechos adquiridos serán vallas
infranqueables. Mientras siguen franqueados los derechos arrancados junto a la
vida de Néstor y todas las generaciones de sus ancestros que lo precedieron y
las que lo sucederán mientras sigan siendo usados, como en esta ocasión por carroñeros
hipócritas y farsantes que en lo íntimo festejan sus muertes.
Muchos de los que hoy parecieran dar la vida por la de Néstor, lejos están de meter la mano en el bolsillo en búsqueda de un mísero peso para pagar la renta de su usurpación que consideran supremo derecho adquirido, inviolable e intocable.
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