MÁS RAZONES PARA SOSTENER EL PROYECTO NACIONAL.
El sistema bancario argentino, con
la aplicación de políticas de neto corte liberal en la década de los 90, se vio
copado con la participación mayoritaria del capital extranjero. Además, esta
inversión, de neto corte extractivo y especulativo, se garantizó reglas que
evitaran cualquier traba para las trampas a los clientes y al país.
Ya vimos estos días como el HSBC
se dedicó a activar la asociación ilícita para que miles de cuentas ilegales en
el exterior privaran al país de un ingreso de más de tres mil millones de dólares.
Hago un paréntesis aquí para
incluir un relato que hablando de inseguridad y corrupción expresa como los intereses
condenan a unos y exculpan a otros. Es aplicable a cualquier país de
Latinoamérica, aunque se sitúa este ejemplo en el Uruguay. Y dice que las veinte
bandas de ladrones más importantes de ese país, se quedaron con cinco millones
de dólares capturados en cincuenta atracos. La mayoría están presos o muertos.
Mientras que un banco y un financista, en solo dos atracos se quedaron con
cincuenta millones de dólares y asisten convidados a las fiestas de gala más
importantes de la región, siendo además reporteados por los medios más
importantes para que expliquen a la ciudadanía como debe funcionar el sistema
bancario y la economía de los países.
En argentina abundan los gurús
que son la réplica de estos delincuentes uruguayos. Ni hablar de Felipe Domingo
Cavallo, y Federico
Sturzenegger abonados de los multimedios para dar clases de
engaño e hipocresía, siendo ambos responsables de los mayores atracos a los
argentinos con botines de miles de millones de dólares.
Volviendo a las razones para
defender el Proyecto Nacional y tomando como ejemplo lo que está ocurriendo con
el sistema bancario, es importante destacar las medidas que se están tomando para
que el saqueo al consumidor cese. A partir de la presidencia de Mercedes Marcó
del Pont las alfombras del Banco Central descendieron de nivel. Dejó de
barrerse debajo toda la mugre en que se convertía el derecho de los
consumidores. La reforma de la Carta Orgánica, mas resoluciones que pusieron
operativas las facultades concedidas consagraron como una de las obligaciones
fundamentales del BCRA la protección de los derechos de los usuarios de
servicios financieros.
Se puso fin a un robo sistemático
y organizado que en los últimos diez años superó lo seiscientos millones de
dólares solo en concepto de diferencias en el costo de los seguros de vida que
los bancos les descontaban a sus clientes y el valor real de éstos, y por
intereses ilegales sobre compras con tarjetas. ¿Quiénes? HSBC; Santander Rio (u$s
240 millones); Galicia (u$s 160 millones); Privado de Inversiones (u$s 65
millones); Citibank (u$s 25 millones); Boston, Santander Bank, Macro (u$s 60
millones); Hipotecario (u$s 50 millones). Como se verá, poco capital nacional
en estas entidades, aunque tampoco desaprovecharon oportunidades los
criollitos.
Se preguntará el lector a esta
altura que ha estado haciendo el gobierno hasta hace dos años que no tomaba
cartas en este asunto. Es una buena pregunta. Como también es bueno preguntarse
si podía el gobierno alinear en frente a todos los enemigos –porque estos son
enemigos del pueblo- en una sola batalla. Quizás la estrategia con
posibilidades de éxito era ir de a pocos. Quizás democratizar el acceso a la
información era antes, porque los multimedios son espadas de estos crápulas que
con guante blanco se quedan con el esfuerzo de las mayorías. Preguntarnos y valorar que ahora pase quizás nos ayude a comprender que para ganar batallas hay que tener estrategia, táctica y planificar.
Lo importante es que hoy el BCRA
cumple con su rol, como estado presente, de control de los intereses de los
usuarios, realiza inspecciones para sancionar conductas abusivas y ha
habilitado una línea 0800-999-6663 donde se reciben llamadas
de denuncias que son investigadas.
Ahora nos queda a
los usuarios no agachar la cabeza ni aceptar que le letra chica nos condena.
Colaboremos con el BCRA para que los servicios bancarios sean eso, y no la
posibilidad de impune asalto por parte de un grupo selecto de delincuentes que
visten, hablan y son tratados como señores dignos y respetables, mientras se
quedan con lo ajeno.
Defender el
Proyecto Nacional es garantizar que la entidad bancaria madre nos trate como
tal, y Nunca Más como si fuésemos unos reverendos hijos de puta, como con
Cavallo, Sturzenegger, Prat Gay, o Martin Redrado.
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