El último corte de ruta de Alfredo De Angeli dejó en evidencia una de las consecuencias que tiene ser, el sector rural, el único que puede afectar seriamente las condiciones de gobernabilidad que posee el gobierno nacional.Más allá que el entrerriano diga que “los anuncios de la presidenta provocaron la reacción de los productores, que salieron a cortar la ruta cuando esto no estaba previsto”, lo cierto es que todos los sectores opositores y destituyentes lograron canalizar sus deseos de ascenso al poder mediante las protestas de la patronal agraria. Por ello que estas declaraciones cargan el descrédito mismo que tienen las palabras que llegan desde un sector interesado en el debilitamiento de la autoridad presidencial, fogoneado a su vez por todos los buitres políticos que se les hace agua la boca cada vez que ven un tractor en el medio de la ruta.La falsa espontaneidad de la que habla el dirigente de la Federación Agraria tiene como agregado el beneplácito mediático que no se pregunta (y menos le pregunta a los convocados) ¿cómo se justifica un corte de ruta luego de escuchar anuncios que son -aunque sea en una mínima parte- favorables al sector?.El contexto de los anuncios de la presidenta no fueron en medio de un conflicto o en compensación de alguna medida tomada, sino que se intercedió ante la coyuntura internacional para mantener 2 variables claves del modelo que son las exportaciones y el consumo. Pero el orgullo de la patronal campestre se sintió tocado por las medidas y como creen ser el ombligo del mundo sintieron tener derecho a ocupar algo más que varias rutas, porque lograron (y fueron ayudados) a invadir todos los medios de comunicación; explicando que su problemática es el drama nacional.Estos cortes y su potencialidad comunicativa son un anticipo navideño de lo que son capaces de hacer los hombres de poder del agro. La combinación de opositores políticos, patronal del campo y poder mediático enfurecido puede ser un cocktail fatal si no se toman decisiones más jugadas y menos condescendientes de parte del Poder Ejecutivo con los propietarios de los medios para realizar de una vez por todas una nueva ley de radiodifusión; para también de esa manera sacar definitivamente de las sombras a su principal capital político que son los sectores menos pudientes, avasallados como siempre en tiempo de crisis. Porque medidas como el descanso del peón rural pueden ser justas, necesarias y que dejen en evidencia la ingratitud de sus patrones que se mostraron en contra (CRA, SRA, FAA y Coninagro), pero si la tapa de los diarios y los titulares televisivos y radiales siguen prefiriendo las quejas de Alfredo De Angeli antes que el padecimiento de los verdaderos débiles, poco impacto se tendrá en tratar de apaciguar a una sociedad que abomina la palabra política.Claro que muchos de los que consumen este combo tienen suficientes razones para no creer en ideologías, partidos y proyectos nacionales y populares; ya que las condiciones de vida para gran parte del país no son dignas. Es preciso decir que tampoco alcanzará con desmonopolizar la información, habrá que darle también soluciones reales a los argentinos; siempre priorizando a los que menos posibilidades tienen. Es obvio, para comunicar buenas noticias tienen que haber hechos que las respalden. Sino se estaría actuando como el Torito de Gualeguaychú, que corta la ruta aunque la realidad diga otra cosa.
Feliz navidad para todos.
Por Coco Alvarez
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