El fallo judicial condenatorio indica que Nildo Puebla y José Moreno, son personal de la legislatura. El primero de planta. El segundo de gabinete del presidente de la Cámara. Ahora resulta que el tal Jorge Fernandez, hombre que supuestamente traía los 12 kg. de marihuana en la camioneta asignada al diputado Egidio García también es personal de la Cámara, en este caso perteneciente al equipo del diputado Hugo Matkovich. Son los que conocemos. Pero es suficiente para que nos hagamos la pregunta del título. Y con estos ejemplos, vaya uno a saber cuanto delincuente más puebla los despachos de nuestros representantes.
Es imprescindible que nos preguntemos y refelxionemos respecto de que pasa que representantes del pueblo necesitan rodearse de estos personajes. Es altamente preocupante porque esto no es casualidad, y en modo alguno es aceptable que los diputados puedan aducir haber sido sorprendidos en su buena fe.
En el caso de Nildo Puebla y José Moreno, ex vocales del Instituto de Colonización, su participación en los negociados con la tierra fiscal era de conocimiento público, por tanto no podía ser ignorada por los diputados mucho tiempo antes que ellos terminaran confesando sus delitos para no ir a parar a la cárcel. Las denuncias judiciales y públicas, y el conocimiento pleno de todos quienes siguen el tema indica que conociendo perfectamente su vinculación con el delito, se les dio el claro respaldo, resguardo y apoyo incorporándolos al poder legislativo.
Esto no significa otra cosa que protección, complicidad y cobertura política. Y habilita también a pensar sin mayor margen de error que quienes les han brindado todo este apoyo tienen con estos personajes vínculos que los obligan a actuar en ese sentido.
A los mencionados, se agrega ahora este bochorno del transporte de 12 kg.de droga en la camioneta asignada al diputado Egidio García, conducida por su chofer -personal de la cámara-, la presencia de su hijo y del supuesto responsable de haber subido la droga al vehículo, Jorge Fernandez. De éste último se mencionan relaciones con los diputados Hugo Maldonado y Hugo Matkovich, para quienes prestaría servicios en la legislatura.
Existiendo antecedentes anteriores, los que sumados a estos indican que ni es casualidad, ni es normal ésto en un cuerpo que debiera estar absolutamente libre de todas estas miserias que lo exponen mas como un aguantadero que como un órgano fundamental del sistema republicano, como debiera ser.
No debe caerse en la irresponsabilidad colectiva de restarle importancia a estas realidades que ponen en evidencia la escasísima estatura ética y moral del cuerpo. Ni tampoco reducir todo a la nula formación democrática, republicana y ciudadana de un grupo de diputados.
Estas deformaciones solo ocurren cuando desciende el clima espiritual del conjunto. Es allí donde los espíritus subalternos proliferan degradando la política, y como está ocurriendo, los serviles remplazan a los capaces y a los dignos. Porque quienes lucran necesitan del servilismo de aquellos, no de la sabiduría, la inteligencia y la honorabilidad de éstos.
En consecuencia todos debemos ocuparnos de este flagelo. No olvidemos que la irresponsabilidad colectiva termina borrando la cuota individual de la infamia. Y para que esto no ocurra es imprescindible que nos hagamos cargo de quienes nos representan. Y hacernos cargo es exigir que éstas complicidades no pasen al olvido. Es hacer que los indignos sientan el oprobio y desprecio social como corresponde. Porque no tiene destino un pueblo que escucha y premia a los viles mientras ignora, olvida y castiga a los decentes.
Ahora resulta que los responsables máximos de este bajío, y como para condicionar y si fuera posible sepultar cualquier consecuencia para la corporación relacionada con los 12 kg. de marihuana, proponen la creación de una Comisión Investigadora. Claro, ninguno de ellos tiene por que saber que el General Perón tuvo una certera sentencia para el caso: "...si quieren que algo se haga nombren un responsable, si quieren que no salga, creen una comisión...". Sus conductas y actitudes no hacen mas que certificar el acierto del General, y poner en evidencia que esta pomposa y apresurada declaración tiene por objeto borrar toda responsabilidad de sus miembros. Sin que les importe que por obvia, resulta ofensiva para la inteligencia de quienes votamos esperanzados en ser representados. Lamentablemente tenemos mas certezas que dudas respecto de la posibilidad que quienes asesoren a esta Comisión sean José Moreno, Nildo Puebla u otros similares aun anónimos para garantizar se concrete la ignorada sentencia del General.
Todo esto no debe ser tomado como una fatalidad. Porque no lo es, dado que con decisión y esfuerzo conjunto podemos recuperar la representación para ponerla al servicio de las mejores causas. Para ello, necesariamente tenemos que proponer cambios en el sistema. No porque sea malo en si mismo, sino porque a la luz de la realidad se observa que frecuentemente es bastardeado para ponerlo al servicio de intereses inferiores.
Sin dudas pueden surgir una diversidad de propuestas y opiniones. Una de ellas es un nuevo esquema de representación por regiones donde los vecinos elijan su diputado y no los toda la provincia, a la mayoría de los cuales ni siquiera conocen. A esto es importante sumar alguna forma de control popular de la representación, incluyendo la revocatoria de mandato. Existen algunas propuestas que pueden actuar como disparadoras para motivar la discusión.
Es importante proponer al debate estas cuestiones, y al efecto será necesario generar foros que impulsen el mismo porque de la corporación no podemos esperar este gesto, al ser contrario a los intereses que hoy expresa. Sí el acompañamiento del grupo de diputados que han dado muestras de coherencia con el discurso y lealtad al pueblo. A estos seguramente se sumarán los de diferentes bloques que siendo distintos, aún no se han animado a romper con la degradante imposición de la obediencia debida.
Esperemos que esto ocurra, y paralelamente todos, la justicia, la prensa, las organizaciones civiles y los ciudadanos exijamos que la Cámara de Diputados se libere de todos los delincuentes que hoy alberga, y que se sepa con total transparencia las razones de su permanencia en su seno.
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