domingo, 9 de noviembre de 2008

LO QUE ATURDE ES EL RUIDO DE LAS CARAS ROTAS

El diputado Urlich uno de los nuevos ricos de la provincia mas pobre del país, atrincherado en el Congreso Nacional, dice que muchos de los que criticábamos al gobierno de su padrino, hoy, por ocupar cargos públicos mantenemos un "silencio que aturde".
Sabe la sociedad que no es el silencio de los que trabajamos sin día y sin horario para tratar de encausar la actividad pública por los carriles del servicio a la sociedad que los Urlich y los Rozas prostituyeron sirviéndose de ella, lo que aturde.
Lo que aturde y aturdirá a generaciones es el fenomenal desmoronamiento ético y moral de los que antes del tsunami rozista vivían casi de prestado y hoy muestran tantos millones como miseria espiritual y desvergüenza. Aturde el ruido de caras rotas que pretenden resurgir enancadas en conflictos que alientan y fogonean y que son la resultante del saqueo que ellos produjeron cuando direccionaron los fondos públicos hacia el endeudamiento de todos, el empobrecimiento de las mayorías y el enriquecimiento de un grupúsculo que tomó por asalto las arcas públicas para convertirse en pocos años y sin actividad conocida en una nueva clase todopudiente en la provincia mas pobre del país.
Hace más de dos décadas surgió de las filas radicales un hombre –según algunos, con pasado peronista- que mas allá de que para no pocos correligionarios pagara con traición la deuda de honor con quién lo prohijara en la vida política, generó en muchos chaqueños la esperanza de una nueva forma de hacer política.
Angel Rozas fue tejiendo desde su banca de diputado provincial la pegajosa telaraña en la que quedaron atrapados un peronismo errático, sin mística y olvidada militancia, la vacía burbuja accionchaqueñista, y la propia Unión Cívica Radical.
Venía de General Pinedo con poco, muy poco. Un título de abogado y un tiempo de ejercicio de la profesión como para vivir modestamente. Lo recordamos parando en sus primeros tiempos de diputado en el viejo y alicaído Hotel Sahara.
Pronto, una vez avanzado el tejido, comenzó a vislumbrarse porqué la honestidad del respetado Luis León no tenía lugar en la prometida y esperada nueva forma de hacer política. El recambio generacional tenía un proyecto que ni los propios radicales imaginaban. Además, las mieles del éxito electoral daban por tierra con cualquier posibilidad de crítica. Ganar las elecciones y hacerlo frente al peronismo daba al vástago un claro perfil y título de magnífico. El antiperonismo de izquierda, centro y derecha se sumaba eufórico sin condiciones. Así el ignoto abogado de General Pinedo se elevaba en una suerte de Napoleón vernáculo capaz de todas las proezas.
Vale destacar que el límite de la tolerancia ética no se redujo al viejo caudillo. Hubo otros radicales que tomaron distancia en distintos tiempos. Así descendió aun más el piso moral de la nueva fuerza. Mientras unos eran expulsados por la intolerancia positiva hacia las nuevas prácticas, otros encontraban en ellas la medida exacta a su condición. La divergencia de unos dio lugar a una verdadera “convergencia” de los que eran capaces de practicar el arte de la simulación, el engaño, la estafa a la fe pública y la construcción de fortunas personales a costa de la miseria generalizada. Valga destacar que unos mas que otros, muchos desplegaron un éxito digno del mayor deprecio ejercitando su talento. Y llegaron los Urlich, los Pibernus, los Romero, los Melar, los Carossini entre otros. Y la “convergencia” tomó forma “social”. Una suerte de club privado legitimado por inocentes e incautos electores que concurrían felices a las jornadas electorales en la convicción de que eran parte de esa “convergencia social”. Y lo eran. Serían los que pagarían altas cuotas para que el selecto elenco del club privado “convergencia social” accediera a una nueva forma de vida. En esto consistía la “nueva forma de hacer política”.
Y pasamos de poco más de 500 millones de deuda a más de 4.500. Y como certificación del latrocinio en lugar de crecer y mejorar la calidad de vida con la inversión del endeudamiento pasamos del lugar catorce al último en el promedio de indicadores sociales. Nos convertimos en la provincia mas pobre del país. Pasamos a encabezar todos los índices de pobreza, miseria, mortalidad, desempleo y marginalidad.
“La nueva forma de hacer política” que había terminado con los éticos y los morales para saquear y empobrecer, y que se mantuvo por años vendiendo ilusiones por medio de fenomenales campañas mediáticas protagonizadas por mercenarios del micrófono y la pantalla, terminó cuando el Napoleón de cabotaje tuvo un 16 de setiembre su merecido Waterloo. Como el pequeño francés que soñaba con conquistar el mundo, el grandote de Pinedo con delirios presidenciales, no podía aceptar que la tragicomedia había llegado a su fin. Las mentiras de Rabossi y Zuletta, la ridiculez de Sergio Vallejos, los intentos de fraude, fueron los últimos estertores de un régimen nefasto que se hundía en la ciénaga de la miseria moral de sus protagonistas.
Por todo esto, no debe extrañar a nadie que la borra residual del rozismo pretenda obstaculizar las acciones del ejecutivo, que hoy a diez meses de gobierno está dando muestras de transparencia en su administración, de inclusión social con crecimiento del empleo, con histórica inversión en educación, con disminución de las tasas de mortalidad, en definitiva trabajando con resultados concretos para revertir el monumental deterioro de todo el entramado social, cultural y productivo.
Pero las miserias humanas no tienen límites. Quienes fabularon, engañaron y estafaron desde el ejercicio pleno del poder, no esperemos que tengan hoy escrúpulos en seguir haciéndolo. No olvidemos que hicieron de la negación de la realidad y la mentira los pilares sobre los que destruyeron la provincia y construyeron su nueva forma de vida.
La matriz ética y moral es la misma. Tratar de usar a las victimas de sus desvalores para provocarles mayores padecimientos en beneficio de sus bajos intereses. Es por eso que desde la Cámara de Diputados ejecutan todo tipo de estrategias para desestabilizar al ejecutivo. Todo lo que negaron a los productores, a los trabajadores y a los empresarios en doce años, aviesamente hoy disponen se conceda multiplicado, claramente no para favorecerlos, sino para hacer colapsar las cuentas públicas y así desestabilizar y sacar provechos personales plenamente conscientes que ello traerá mas pobreza y miseria.
Por esa falta de vergüenza, por el imponente desborde de hipocresía diputados como Dudik, Guc, y Melar recorren la provincia tratando de generar, fogonear e incentivar conflictos, como si no supiésemos los chaqueños que hay mucho por solucionar después de los doce años de depredación protagonizada por estos mismos personeros del fraude. Fueron doce años de tsunami rozista que convirtió a esta provincia en un desierto industrial y productivo. Saben los productores y los trabajadores que en diez meses no se reconstruye lo que se demolió durante más de una década. Sabe el pueblo de esta provincia que hay un gobierno que trabaja sin descanso en esa reconstrucción. Lo saben los que ya han recibido respuestas concretas en trabajo, en viviendas, en electrificación rural, en una mejor calidad de educación, en infraestructura para una mejor atención de la salud, y también lo saben los que aun esperan respuestas, porque ven a diario como las promesas huecas, las fantasías y las mentiras de otros tiempos hoy se transforman en respuestas palpables para una mejor calidad de vida.
Por todo ello es de esperar que seamos conscientes que no serán sinvergüenzas sin moral y sin escrúpulos los que calificarán el esfuerzo de los que trabajan con entrega y dignidad. No serán estos hipócritas los que después de apabullar por doce años con gigantografías de nuevos ricos como propaganda partidaria disfrazada de publicidad oficial, y que hoy prohíben usar nombres propios, los que marcarán los rumbos de la conducta y la decencia en el manejo de la cosa pública.
La provincia consolidará el cambio cuando en las próximas elecciones legislativas, los personeros del obstruccionismo vergonzante sean reemplazados por hombres dignos que vengan a construir para todos y no para defender padrinazgos generadores de fortunas personales y miseria generalizada.
Para ello sepamos los chaqueños que los que llegaron al gobierno con poco, muy poco y hoy exhiben fortunas inexplicables y los que les hacen el coro, no tienen autoridad moral porque las construyeron sobre el sufrimiento de las mayorías. Lo que si tienen, y lo muestran impúdicamente es una apabullante falta de escrúpulos y vergüenza y por ello en lugar del voto merecen nuestro mas profundo desprecio.

Esteban Branco Capitanich

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