No es un expediente en contra de los que denunciamos la corrupción lo que tiene que formar al diputado Sergio Vallejos en la Cámara de Diputados. Lo que necesita es toma y formación de conciencia. Empezando por la propia. Conciencia que la política no es una herramienta para satisfacer intereses sectoriales o partidarios. Conciencia para salir del sopor del garito rozista y tomar el aire fresco de la libertad que solo disfrutan los que sienten la paz que da la lucha franca por el triunfo de la verdad y la justicia. Conciencia de que la política y las instituciones necesitan sinceros no hipócritas. Conciencia que las instituciones se respetan observando conductas éticas y morales no persiguiendo a quienes las muestran. Conciencia que la infamia, la mentira y la estafa a la fe pública conducen al oscuro callejón del desprecio. En fin, conciencia que la democracia costó muchas vidas, aunque al diputado eso nunca le haya importado porque nada sabe de luchas, y que tenemos la obligación de no rifarla traicionando la voluntad popular para privilegiar mezquinos intereses personales.
Cuando dice que se “siente cansado y agraviado de pertenecer a un cuerpo al cuál insulta permanentemente…”, refiriéndose a mis declaraciones, me permito corregirlo. Nunca he agraviado al poder legislativo. Al contrario, mi defensa de ese poder como la caja de resonancia más importante de la política es justamente lo que me lleva a alzar la voz ante quienes, como el diputado, lo agravian y degradan permanentemente con sus conductas. Por ejemplo ésta: la de perseguir a los que luchamos sin medir costos para que la justicia castigue uno de los peores delitos que asolan la república, como lo es el que protagonizan algunos inválidos morales desde el estado en contra de toda la sociedad. Son estos delincuentes, y los que persiguiéndonos a nosotros que los denunciamos, los que agravian a las instituciones diputado. A ese poder no lo he agraviado yo, lo agravió usted y todos los que lo convirtieron en un aguantadero escondiendo delincuentes como Nildo Puebla y José Moreno. No fue a mi diputado, a quién la justicia le ordenó que eche de su despacho a los delincuentes que cobijaba. Fue a ustedes. En consecuencia son ustedes y no yo quienes agravian y degradan la legislatura y la representación a la que accedieron. ¿Entiende ahora diputado la diferencia entre defensa y agravio?
Me tiene absolutamente sin cuidado su expediente diputado, como me tiene sin cuidado su supuesta denuncia en una fiscalía en mi contra. ¿De qué delito me denunció? Solo su desesperación por congraciarse con su amo para seguir medrando en antecámaras que le permitan permanecer, lo lleva al ridículo de buscar efectos mediáticos diciendo que quiere que me presente a la justicia y aporte pruebas. Sabe usted que el problema suyo, el de toda la corrupción rozista y el de algunos compañeros que por afinidad usted también defiende, es justamente que hemos hecho una quincena de denuncias penales, que hemos aportado pruebas, y que sostenemos acciones concretas para desentrañar el multimillonario saqueo que protagonizara su gobierno con las tierras fiscales. Entonces esta presentación suya no es más que otra payasada grotesca a la que nos tiene acostumbrados. Grotesca por la carencia absoluta de dotes para tal arte. Justamente, cuando trasciende a la prensa que en una causa iniciada por mi parte en el año 2009 hemos aportado como hecho nuevo una declaración que vincularía a los hermanos Nievas, en un negocio ilegal, sale usted junto a ellos, a atacarme con infundios, y agravios, hasta tratándome de loco, con el único objetivo de echar una cortina sobre la inmoralidad que ustedes con éstas acciones siguen tratando de ocultar. Pues prepárense porque habrá mucho más.
No llama la atención que en el contexto político en el que usted repta considere que los que no negociamos con el delito, los que no nos quebramos ante los fallidos morales, los que no especulamos con proyectos personales, estamos total y completamente locos. Es comprensible en quién ignora el impulso de los ideales, en quién no siente el corazón henchido por ser protagonista de un momento histórico de transformaciones revolucionarias que soñamos con nuestros mejores compañeros.
Por todo eso diputado, nosotros seguiremos la lucha por la verdad y la justicia a cualquier costo, mientras a usted y sus socios no les queda otro camino que seguir parloteando, protagonizando grotescos, haciendo denuncias ridículas, abriendo burocráticos expedientes que debieran ser para ustedes, escondiendo forajidos mientras persiguen a los que no tenemos precio. Todo en esta batalla por el ocultamiento y la impunidad en la que tienen asegurada la más catastrófica derrota: la de no haber superado las infamantes miserias interiores que impúdicamente muestran.
Me tiene absolutamente sin cuidado su expediente diputado, como me tiene sin cuidado su supuesta denuncia en una fiscalía en mi contra. ¿De qué delito me denunció? Solo su desesperación por congraciarse con su amo para seguir medrando en antecámaras que le permitan permanecer, lo lleva al ridículo de buscar efectos mediáticos diciendo que quiere que me presente a la justicia y aporte pruebas. Sabe usted que el problema suyo, el de toda la corrupción rozista y el de algunos compañeros que por afinidad usted también defiende, es justamente que hemos hecho una quincena de denuncias penales, que hemos aportado pruebas, y que sostenemos acciones concretas para desentrañar el multimillonario saqueo que protagonizara su gobierno con las tierras fiscales. Entonces esta presentación suya no es más que otra payasada grotesca a la que nos tiene acostumbrados. Grotesca por la carencia absoluta de dotes para tal arte. Justamente, cuando trasciende a la prensa que en una causa iniciada por mi parte en el año 2009 hemos aportado como hecho nuevo una declaración que vincularía a los hermanos Nievas, en un negocio ilegal, sale usted junto a ellos, a atacarme con infundios, y agravios, hasta tratándome de loco, con el único objetivo de echar una cortina sobre la inmoralidad que ustedes con éstas acciones siguen tratando de ocultar. Pues prepárense porque habrá mucho más.
No llama la atención que en el contexto político en el que usted repta considere que los que no negociamos con el delito, los que no nos quebramos ante los fallidos morales, los que no especulamos con proyectos personales, estamos total y completamente locos. Es comprensible en quién ignora el impulso de los ideales, en quién no siente el corazón henchido por ser protagonista de un momento histórico de transformaciones revolucionarias que soñamos con nuestros mejores compañeros.
Por todo eso diputado, nosotros seguiremos la lucha por la verdad y la justicia a cualquier costo, mientras a usted y sus socios no les queda otro camino que seguir parloteando, protagonizando grotescos, haciendo denuncias ridículas, abriendo burocráticos expedientes que debieran ser para ustedes, escondiendo forajidos mientras persiguen a los que no tenemos precio. Todo en esta batalla por el ocultamiento y la impunidad en la que tienen asegurada la más catastrófica derrota: la de no haber superado las infamantes miserias interiores que impúdicamente muestran.
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