En Registro Nacional de
Trabajadores y Empleadores Agrarios (RENATEA) cayó en manos de quienes por
décadas esclavizaron a los peones rurales. Usando la canallada que significa
caracterizar como “ñoquis” a servidores públicos para preparar la conciencia
colectiva, en nuestra delegación Chaco ya hubo cuatro despidos incausados, discriminatorios,
ilegales y violentos. Y van por más. De todos modos, el objetivo final no somos
los trabajadores del Registro, sino los agrarios, a quienes quieren volver a
colocar los grilletes de la esclavitud.
Con ese objetivo comenzó el
desguace anunciado, para quitar al estado el contralor de cumplimiento de las
leyes. Vuelven los peones a tener que reclamar ante las grandes patronales y
sus entregadores cualquier abuso de los tantos que sufren. Porque vale que la
sociedad sepa que el RENATRE al que quieren volver está integrado por las grandes
patronales agrarias y la UATRE el gremio conducido por Gerónimo Venegas. La
verdad histórica los muestra como explotadores y entregadores respectivamente, para
tragedia de los trabajadores rurales.
No escapa a la comprensión de
nadie que las corporaciones que hoy gobiernan Argentina son exactamente las
mismas que lo hicieron durante la dictadura.
El golpe del 76 no fue una
idea castrense, ellos fueron los verdugos de ese tiempo. Hoy esas corporaciones
ya no disponen de cañones, fusiles, ni escuadras de nuestra fuerza aérea para ametrallar
y doblegar al pueblo. Por eso recurrieron a los quebrados, a los capaces de
entregar a los suyos. Por eso en este gobierno están los CEOs que son los que
imparten las órdenes, y los que las ejecutan. En muchos organismos son los
mismos gerentes corporativos los que lo hacen, y es entendible, ellos no tienen
Dios, Patria ni honor. Ellos son drones comandados desde los despachos
empresariales.
En otros organismos como el
RENATEA están supuestos sindicalistas, que no son del riñón corporativo en
apariencia porque tienen como pantalla lo sindical, pero son quebrados, y no
quebrados de ahora. El quiebre está consolidado desde hace tiempo. Desde el
abandono de la representación de los trabajadores rurales para aliarse con los
explotadores y construir pequeños imperios económicos y políticos entregando a sus
representados como moneda de cambio.
Quizás, encerrados en el
microclima de su feudo creen que no se nota. Y en parte tienen razón, parte de
la sociedad cree que el “Momo” Venegas y sus secuaces representan a los
trabajadores rurales, pero no debiera escapar a nadie que a otros sectores les
queda claro quiénes son. Y ellos, en su fuero íntimo, también lo saben. Más del
50% de informalidad laboral en el campo y ni una sola denuncia por años, de
parte de estos supuestos defensores de los trabajadores, frente al avance hacia
la formalidad y más de 900 denuncias hechas por el RENATEA en solo tres años
dan por tierra cualquier falaz y desvergonzado discurso de quienes bastardean
la palabra y la verdad.
Y lo saben porque en una
década no vieron trabajo esclavo, ni trata, ni trabajo infantil. Nada. Y hoy les ordenan desmantelar este organismo, y ellos están
totalmente de acuerdo, para que los trabajadores rurales vuelvan a ser
invisibles y para que las patronales dispongan de esclavos como los detectados
por el RENATEA en campos de Ramón Puerta y Luis Miguel Etchehevere hace poco
más de un año. Esclavos que jamás el “Momo” Venegas vio entre tanto café, asado
y negocios con ambos.
Estos son los sin ética ni
moral que pretenden erigirse en juzgadores de quienes multiplicamos en el Chaco
por diez el ejercicio de sus derechos a los trabajadores, a quienes ellos les
ocultaron, para drenar sociedades anónimas con dueños conocidos mediante, los
recursos que se evaporaban a tal punto que después de diez años dejaron en caja
menos del 10% de lo que dejó el RENATEA de los supuestos ñoquis en solo tres. Y
esto habiendo devuelto a los trabajadores en ese breve tiempo mucho más que lo
hecho por los depredadores en diez.
Nos podrán echar, claro que
sí, igual que en tiempos de la dictadura, pero jamás lograrán que les
reconozcamos la mínima entidad para juzgarnos, menos para quebrarnos con
sobornos de indemnizaciones ni amenazas de sumarios. Porque no somos iguales.
Estamos los que conocemos la historia, y sabemos que como hoy están siendo
juzgados los verdugos que sirvieron en otros tiempos a la dictadura, los
sicarios de hoy al servicio de las mismas corporaciones, más temprano que tarde,
cuando acabe este vuelo de perdiz, se sentarán en el banquillo de los acusados
igual que aquellos. Y los dignos siempre miraremos de frente a nuestros
compañeros trabajadores porque jamás negociamos ni negociaremos con traidores,
cueste lo que cueste.
Sabemos que la verdad es
invencible y que podrán ocultarla algún tiempo, podrán engañar a muchos, pero
jamás convertirán en verdad sus tramposas, ilícitas, falaces y viles conductas.
De modo que después de dos meses sin un solo gesto de gestión, está quedando claro quiénes, en el mundo del revés que
vivimos, son los ñoquis en este organismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario