viernes, 18 de octubre de 2013

EN BUENA HORA…
Un sindicato que nuclea a productores del estado de Mato Grosso en Brasil acaba de ganar un juicio contra Monsanto por los abusos y violaciones que aquí en argentina seguimos aceptando mansamente.

La prepotencia de la multinacional que se apropia de semillas que hace más de 350 millones de años las plantas entregan sin exigirnos nada por tamaño favor, las penetra, transforma y convierte entre otras cosas en estériles. Y luego pone condiciones para ofrecer el fruto de su infamia.

Los agricultores al momento de acceder a estas mutantes milagrosas deben firmar un contrato que incluye el pago de regalías.

Esto es ni más ni menos, una parte de la cosecha para Monsanto.

Contrato que le permite a este monstruo con nombre de beato, tener millones y millones de hectáreas, y otros millones de brazos, entregando suelo, sudor, salud y sangre a sus fauces cada día de cada mes de todos los años.

El contrato incluye la potestad de este señor de los cielos a entrar a cualquier hora a todas las propiedades –relativas ya- de los campesinos infectados, e inspeccionar para verificar que éstos no se sacudan el yugo que los ata al infierno.

Esa facultad plenipotenciaria de ingreso, también habilita al santo a confiscar parte de la cosecha con el resguardo que el contrato estipula que el labriego de la tierra no podrá poner pleito alguno contra el santificado violador de las semillas, de su salud y de la tierra.

En buena hora que en Brasil haya una sentencia que desafía la ira de los dioses apropiadores de los frutos de la naturaleza, para ofrenda a su reino de estos suelos.

La caza del hombre, su tierra y su trabajo tiene variadas tentaciones y carnadas. En Haití, el año 2010, el monstruo de la violación química, envía como penetración a la esclavitud, bajo el ropaje de magnánimo aporte que mitigue los daños del terremoto, 60 mil bolsas de semillas con genes alterados.

En buena hora también que los campesinos haitianos, hambrientos, emergiendo de los escombros, tuvieran la imagen de los caramelos envenenados de otras generosidades,  y reunidos para recibir la beneficencia, en una inmensa hoguera quemaran los 60 mil contenedores de millones de grilletes simulados por inocentes y pintorescos granos prostituidos.

En buena hora...

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"LLEGARÁ EL MOMENTO EN QUE NOS ENSARTAREMOS EL SOMBRERO HASTA LAS OREJAS FRENTA A LAS IGELSIAS, Y NOS DESCUBRIREMOS RESPETUOSAMENTE ANTE LOS BANCOS" (Comentario de don Aledo Luis Meloni sobre el veto de Angel Rozas a la Ley de descanso dominical)