Carlos Martinez Fidani, la mutación de un proyecto
versátil, flojito de ideales.
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Disputó el flameo más alto de la bandera del Proyecto
Nacional y Popular en el Chaco. Barrios
de Pié, en tiempos de Tuminni y el “Huevo” Ceballos, soldados de Néstor, comandantes
de estrategias disciplinadoras regimentaristas llevaron al músico chaqueño a
sentarse en la soñada, deseada y añorada banca de la mano de soldados que
resignaban parte de sus famélicos óbolos a los pies del diminuto faraón.
Tiempos de abrazos y besos con Néstor y jura de amor
eterno a Cristina. Tiempos de disputa por el cetro de primer y mayor
kirchnerista de la pobre provincia saqueada por Ángel Rozas y sus forajidos.
Tiempos de luchas por juicio y castigo al corruptor
mayor del Chaco desde el Foro por una Justicia Independiente. Tiempos de
escraches al Ángel saqueador.
Tiempos de ideales compartidos y objetivos escondidos…
Pero los soldados de Néstor engordaron. La gula tornó
en vicio. Tuminni y Ceballos terminaron pasados a retiro. Hubo que presentar
currículum en otras ventanillas. Porque tenemos un ideal, pero…
Tenemos otros, depende del colectivo que venga…
¡Arriba compañeros!
Ahora si, el talentoso músico chaqueño al fin encontró lo
que siempre buscó: una banda. Una banda con historia y pasado. Una banda que
quiere reverdecer viejos latrocinios y necesita nuevos ejecutantes.
El director, maestro como pocos en cantos de sirena,
reparte los instrumentos.
La bienvenida distingue al nuevo con su quena.
Ahora sí, a soplar que la función empezó y el público
se renueva, ¡que importa el pasado! Si lo que buscamos es nuestro futuro.
Ese que
nos permita permanecer… hasta el próximo y revolucionario ideal.
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