jueves, 4 de octubre de 2012


NO EXAGERAR, NO HUBO UNA TRAGEDIA
Creo que todos, incluso los no tan amantes del futbol nos sentimos frustrados y hasta preocupados porque nuestra provincia no solo no haya podido salir al mundo con el que es quizás el clásico más importante de futbol universal, sino porque aparezcamos ante él como improvisados o incapaces de organizar un espectáculo de esa magnitud y que lo hayamos intentado de puro audaces nomás.
Y quizás algo de improvisación y también incapacidad hayan influido para que esto que se inscribe como un papelón nos cubra por un tiempo. Porque no deja de llamar la atención que no haya un sistema paralelo de interconexión; o que cincuenta o sesenta reflectores –la mitad de la totalidad de la iluminación- dependan de un solo cable. Parece básico si se trata de un estadio con pretensiones de poner en escena mega eventos de trascendencia global.
Pero no caigamos en el oportunismo –una vez más- de cargar contra el gobierno como si este problema invalida tantas otras aristas de una gestión que le han cambiado la cara a la provincia. Hasta algunos desaforados, siempre amparados en el anonimato de la llamada telefónica a radios, pedían la renuncia del gobernador. Un delirio.
No debemos minimizar el problema, pero tampoco exagerar. No ha ocurrido ninguna tragedia. Solo no hemos podido disfrutar un instante que hubiese sido histórico, y la provincia mostró una imagen pobre ante el mundo. Pero repito, hasta ahí nomás.
Porque tratándose de futbol y tragedia me viene a la memoria la Puerta 12 del Monumental de Nuñez el 23 de junio de 1968. Y no me lo contaron. Estuve allí, saliendo por la puerta 14 y viendo a no más de diez metros, una montaña humana de más de dos metros y medio de altura de cuerpos en el último descanso de la escalera. Y por encima de ella saliendo miles de personas, la mayoría descalzos por perder sus calzados aprisionados por los cuerpos entre sofocados, heridos, agonizantes y sin vida de más de setenta personas. Eso sí es una catástrofe.
Y no es para consuelo de tontos que lo recuerdo. Si para que le demos la dimensión justa a lo que nos pasó. Porque el canibalismo está ávido de sangre y tiende a magnificar los hechos con tal de desacreditar o desprestigiar como si fuera lo más importante en términos negativos que nos pasa. Y desde ya que ni siquiera es eso.
Porque más grave es que en el Hospital Perrando haya doscientas personas esperando dos meses para operarse porque los paros, y hasta las tomas de quirófanos lo impiden.
Más grave es que los niños sigan siendo rehenes en una disputa que dos gremios docentes plantean por salarios ininterrumpidamente ya durante años, y más allá de incrementos, aumentos, premios y pagos de días no trabajados que puedan recibir siguen postergando los derechos de los alumnos. Y también es grave que éstos gremios, y otros como UPCP, solo les hablen a sus afiliados de sus derechos, y nunca de sus obligaciones.
También es de mayor gravedad que después de cinco años de gobierno sigamos teniendo en el Superior Tribunal de Justicia tres personajes patéticos y degradados que solo garantizan injusticia e impunidad. Y que estos personajes, más acordes a bodegones y garitos, administren una justicia de la que esperamos los chaqueños -entre otras muchas cuestiones- la recuperación de más de doscientas cincuenta mil hectáreas de tierras fiscales en manos de poderosos señores que con el peso del dinero las usurparon y hoy con el mismo peso se encaminan a legitimarlas. Después de la enorme batalla que hemos dado para reunir las pruebas y elevarlas en la convicción que paralelamente íbamos a darnos un Superior Tribunal al servicio de la verdad y la justicia.
Entonces compañeros y comprovincianos, entre otras muchas cuestiones importantes que nos deben preocupar, démosle a este incidente del cable quemado su justo lugar. Rescatando y felicitando al público que a pesar de la frustración y la bronca se retiró en paz del estadio dándole al mundo un ejemplo de conducta, comprensión y tolerancia que no es tan frecuente en otras latitudes.

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