Hace un mes que Dios, o el destino, nos jugaron una mala pasada. Decidieron que ya era tiempo que dejáramos de discutirlo... y se lo llevaron. Se lo llevaron para que ni las viejas chotas, ni los demás mercenarios de la palabra tuviesen la osadía de señalarlo y ufanarse como sus enemigos. Y se lo llevaron sin que lo vean, quitándoles el mayor anhelo: verlo muerto.
Pero... nosotros, que ante muertes tan tempranas como las de Evita y la de Nestor nos preguntamos tantas veces, ¿Por que la muerte se ensañó con el peronismo?; debemos reflexionar que quizás sólo se los llevaron para instalarlos definitivamente entre nosotros. Para que no se vayan nunca.
Pero... nosotros, que ante muertes tan tempranas como las de Evita y la de Nestor nos preguntamos tantas veces, ¿Por que la muerte se ensañó con el peronismo?; debemos reflexionar que quizás sólo se los llevaron para instalarlos definitivamente entre nosotros. Para que no se vayan nunca.
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