Esteban Branco Capitanich

CONDENADOS EN COLONIZACIÓN: SILENCIOS QUE HABLAN

El reconocimiento de sus delitos por parte de los hombres de Angel Rozas en Colonización, tuvo por objeto pactar con el fiscal una pena que no los llevara a la cárcel, tal como claramente hubiera ocurrido si el juicio proseguía. Esto demuestra con absoluta claridad la entidad de los delitos y la gravedad de sus consecuencias para el estado, en lo económico y en lo ético. Aquí, respecto de la actuación del fiscal, queda abierto el debate si es ésta una decisión correcta, para abreviar el largo tiempo que la causa transitaría, o si hubiese sido pertinente continuarla para que las condenas fuesen las que correspondían de acuerdo a las conductas delictivas de los funcionarios aunque esto llevara algunos años más.

De todos modos se ha dado un paso importante en atención a los reclamos de la sociedad relacionados con la necesidad de esclarecimiento del saqueo al que el rozismo ha sometido al estado. Ahora ya se sabe, y no por la sentencia, sino por la confesión de sus partícipes que efectivamente ha sido un gobierno asentado en una matriz de corrupción claramente pergeñada de lo más alto del poder político. Tan alto que el vicegobernador se ha visto forzado a renunciar, y fue condenado. El ministro de salud también se fue por el criminal delito de quedarse con la plata de los remedios que debían ir a nuestros hospitales. Hoy se ven los primeros resultados en el mega negociado con las tierras públicas.
Ahora, alguien puede creer que Angel Rozas, que debemos recordar una vez más; que llegó a la función pública, allá por 1983, como ignoto abogado de General Pinedo alojándose en el viejo hotel Sahara, y hoy exhibe una fortuna extraordinaria compuesta hasta donde se conoce por propiedades, campos, cabañas, entre otras, lo que le permite vivir viajando por el mundo sin trabajar, ¿no tiene nada que ver con estos millonarios negociados?
El súbito enmudecimiento sobre el temas tierras públicas de los parlanchines del rozismo, como Verdún, Dominguez, Peche, Melar, Maldonado, Clelia Ávila, Guc, Groh, etc., todos encendidos críticos de la actual gestión de gobierno, y de quienes estamos al frente del Instituto de Colonización demuestra sin lugar a dudas que éste silencio obedece al sacrificio que los condenados hacen para no denunciar a los autores intelectuales y destinatarios de buena parte de los dividendos. Ni Rozas ni ninguno de los nombrados están en condiciones de condenar públicamente las conductas de los confesos. Es más, es posible que salgan en su defensa como lo hicieron con el vicegobernador para agradecerles el sacrificio y el silencio.
Estas conductas explican en buena medida las razones de la inquina y la necesidad de desaparecernos del organismo a quienes estamos impulsando nuevas denuncias. Saben perfectamente que la decisión política del gobernador de avanzar en el esclarecimiento, el prolijo trabajo de la Comisión Revisora, del fiscal John París y de quienes estamos al frente del Instituto terminará con alguno de estos personajes en la cárcel. Saben que por primera vez en la historia del organismo nos constituimos en querellantes y actores civiles en todas las causas con la firme disposición no solo del esclarecimiento sino del recupero del enorme daño económico que le han causado a todos los chaqueños. Temen el quiebre de quienes irán a la cárcel, y que dicho quiebre ponga al descubierto toda la trama, y que ésta devele el origen de algunas inexplicadas e inexplicables fortunas, comenzando por la de Angel Rozas.
Por todo esto, nunca condenarán las conductas de los delincuentes de su riñón que les permitieron enriquecerse. Pero éste silencio es más elocuente que todas las palabras.
Por eso el primero de diciembre votarán sin avergonzarse y con desesperación para intentar que esto se termine negándonos el acuerdo para continuar. Así votarán impúdicamente por la corrupción y la impunidad. Pues no lo lograrán. No se trata de nombres, se trata de la decisión política de nuestro gobernador y del compromiso político y moral de quienes decidimos desde el llano, mucho antes de la función pública, darnos un gobierno decente frente a la afrenta que significó la inmoralidad del descomunal y empobrecedor saqueo al que Angel Rozas sometió a los chaqueños.