“Si se politiza la elección de sus funcionarios, la Justicia estará perdida”
Cualquiera diría que la frase pertenece a algún jurista de nota. Que fluyó de la honestidad de alguno de esos hombres electos sin favoritismos, por sus condiciones intelectuales, su formación y sus valores democráticos, éticos y morales. Uno de esos que la justicia tiene para que la república acreciente sus esperanzas. Y que desde su mirada no ve con buenos ojos esta propuesta de justicia más democrática, porque considera que no debe ser sometida a los vaivenes del manejo de determinada parcialidad política. Discutible, sin dudas. Siempre entre honestos, democráticos y dignos, nunca por parte de rufianes.
De todos modos y habiendo sido usada la palabra politiza, convengamos que hay un solo modo de llegar a una mejor justicia, esa que todos coincidimos que necesitamos: de la mano de la política.
Pues, estimado lector, lamentablemente la frase no fue pronunciada por ningún hombre excelente como alguien podría imaginar. Su autoría se le atribuye a Rolando Toledo.
Sí, aquel “legislador” de la dictadura que desde la Comisión de Asesoramiento Legislativo (CAL) usara su sapiencia para darle el marco legal que los genocidas necesitaban para saquear el país y asesinar con impunidad a sus ciudadanos.
Hecho esto, manchada su conciencia y sus manos, ya todo lo que vino después es solo la consecuencia de una personalidad corroída por la indignidad, por la voracidad, algunos vicios, y el desprecio a aquellos valores humanos y democráticos que le son ajenos.
Luego cada cual analizará si la palabra politiza es de correcta aplicación y con qué espíritu se la inserta en la frase.
No olvidemos que politiza viene de política y esa sí fue una mala palabra durante la dictadura que el autor abrazara con tanto fervor.
Ahora bien. Todo el Chaco y parte del país son testigos de cómo Rolando Toledo sentó sus harapos en uno de los sillones del Superior Tribunal Chaqueño. Lo hizo con el mismo objetivo y condiciones que lo llevaran a legislar para los genocidas: garantizar impunidad para el saqueo de su nuevo patrón político. Un solo mérito exhibió para convertirse en Juez del Superior Tribunal del Chaco: ser incondicional de Ángel Rozas.
En este caso sí se puede afirmar que se bastardeó el uso del poder político para profanar la Justicia.
Sin ningún mecanismo constitucional y democrático se sentó en el Superior Tribunal a operadores personales del poder ejecutivo de entonces.
No hay un solo abogado, ni chaqueño medianamente informado que no sea consciente de ello.
Por eso, en realidad no preocupa tanto la mirada que este rufián pueda tener de la Justicia, como si debe llamar la atención que la sociedad en general tolere la afrenta que la justicia chaqueña sufre con personajes tan ruines como Toledo, Ricardo Franco y Ramón Avalos.
Y más preocupa que las organizaciones de profesionales, funcionarios y magistrados judiciales, que diariamente se relacionan, aparezcan como habiendo perdido totalmente el olfato ético como para permitirse tamaño exceso de tolerancia.
Preocupa esta falta de rechazo a la ausencia de justicia que ello conlleva.
Alarma que esta situación se mantenga tanto tiempo, y que nuestro gobierno, habiendo asumido el compromiso de darnos Justicia Independiente a los chaqueños allá en 2007, hasta ahora haya hecho tan, pero tan poco que más parece que la voluntad política va por el lado de mantener serviles y funcionales en ese lugar, que cumplir con aquella, en su momento motivadora promesa.
En definitiva, resulta mucho más decepcionante esta aclimatación a la degradación de tantos, que la mirada de un rufián sobre un tema que le es absolutamente ajeno: la Justicia.
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