Este viernes se fue uno de esos que no sobran.
Militante de periodismo, nunca escriba al servicio de ningún amo, sufrió el castigo que en tiempos mercantiles se cierne sobre las redacciones de quienes pregonan "prensa independiente" para enmascarar escandalosas adicciones.
Su carta POR QUE RENUNCIÉ A CLARÍN es la foto íntima de las entrañas de la maquinaria maquiavélica que manipula hombres y conciencias para construir el más destructor de los poderes: ese que mediante el engaño pretende que las mayorías suscriban su propia condena.
Las notas de Eva Row en LA COSA Y LA CAUSA, y de Marcelo Gullo en TELAM son elocuentes respecto de la figura de un hombre que dio testimonio de vida y dignidad.
Vaya este modesto homenaje al periodista, al militante, pero esencialmente al hombre que fue capaz de defender la libertad sin ponerle precio a sus palabras, ni a sus silencios.
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