Desde el primer minuto de su gobierno Cristina fue blanco de todo tipo de embates por parte del poder. Primero, que era una figura decorativa porque gobernaba Néstor.
Luego, que muerto Néstor se acabó el gobierno porque no podía sola.
Después que es autoritaria, que se crispa, que no acepta disenso.
Ahora que está cansada, que quiere dejar, que por eso no toma la decisión de ir por la reelección.
Y llegó lo de Schoklender. Y también el poder quiere colgároslo a Cristina. Como cada delito que se comete en la argentina.
Como quiere el poder capitalizar para sí la voluntad expresada -frente a lo inevitable- por Felipe y Marcela, apropiados por el poder, para quitarle el mérito a la voluntad de un gobierno de no encubrirlo como sí lo hicieran todos los demás.
Pero a pesar de todas estas miserabilidades, gran parte del pueblo argentino -según todos los sondeos- considera que Cristina es la que garantiza que argentina siga en el camino iniciado en 2003.
Pueblo que no cree en fenómenos inflados a partir de parecidos o imposturas como la que expresa un mal actor como Ricardito Alfonsín. Tan mal actor que mientras su padre luchaba contra la derecha dentro de su partido -Trócoli, De la Rúa- el sale del partido para buscar derechosos fuera del mismo.
Pueblo que sabe que De Narváez es un invento mediático cuyo único mérito es haber sido el heredero de Casa Tía. Heredero con vínculos en oscuros negocios que incluyen narcotráfico.
Pueblo que ve en Carrió un grotesco de aquella que en la Constituyente del 94 se luciera por su conocimiento sobre Derecho Constitucional en Paraná. Grotesco producto de la ambición desmedida por el poder, la desesperación por no conseguirlo, y la falta de honestidad intelectual, que la trasforman en un personaje mediático farandulezco sin ningún contenido político.
Por esto y muchisimo más, a no confundirse, estamos a mitad de camino. La brecha distributiva debe cerrarse aún más. La derecha, y la izquierda irresponsable que se convierte en funcional, quieren desandar el camino recorrido en la recuperación de mayor justicia social como lo expresan todos los indicadores sociales. Quieren volver al pasado.
Felizmente la grosera campaña contra el Proyecto Nacional y Popular se va derrumbando frente a la realidad. Realidad que cada argentino vive en su propio hogar. Con más trabajo, con mejores salarios, con mas y mejores jubilaciones, con más niños en las escuelas, con mejor educación, con acceso de todos los alumnos a la tecnología, con salud llegando a todos los rincones, con libertad, con soberanía, independencia y construcción de ciudadanía. Por todo ello, no nos suicidaremos retrocediendo al infierno que nos legaran los 90 y el nefasto 2001. Será una argentina para todos con Cristina. Será un paso más en la consolidación de la patria dentro de la nación.
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