lunes, 21 de febrero de 2011

NO MAS DISCURSOS FALACES Y PALABRAS HUECAS. HABLEMOS EN SERIO
Sin sorpresa leemos en los medios que algunos sectores vinculados a la actividad forestal manifiestan como uno de los principales problemas, “la paralización” del Instituto de Colonización en el otorgamiento de las Constancias para que la Dirección de Bosques habilite permisos de explotación en tierras fiscales. A tal punto enfatizan en ello que sostienen que “…si el Instituto de Colonización no regulariza la tenencia de la tierra a los productores, nada se podrá hacer…”.
Una de las principales razones que ponen en la superficie la problemática de la explotación irracional de nuestros bosques y también el trabajo esclavo, es la posición del Instituto de Colonización de poner en el marco de respeto a las leyes y darle equidad a la actividad forestal en tierras fiscales. Las protestas, en casos escandalosamente sorprendentes, de exigir el cese de controles en una especie de grito pidiendo zonas liberadas, roza el absurdo y también lo delictual. Pero en gran medida explica una nefasta historia en el manejo de nuestros recursos.

Es cierto que desde el inicio de nuestra gestión se produjo un supuesto problema con el otorgamiento de las Constancias para que la Dirección de Bosques habilite permisos en tierras fiscales. Y decimos supuesto problema, porque la situación tiene origen en la enorme corrupción que atravesó al organismo en toda su estructura a tal punto que para muchos lo ilegal llegó a ser tan normal que la pretensión de aplicar la ley aparece como una especie de fundamentalismo irracional. Pero lo absolutamente cierto es que en gestiones anteriores no se respetó la ley. Repetimos: en gestiones anteriores reinó la ilegalidad, la violación sistemática de las normas con el solo objeto de permitir la descontrolada explotación de este recurso en tierras fiscales. Todo esto producto de la corrupción alimentada desde el poder político, desde las estructuras de los organismos y desde los propios productores a quienes ésta corrupción le permitía manejarse en la ilegalidad.
Vuelve a decirse públicamente que la actividad forestal depende, y se paraliza si el Instituto de Colonización no otorga constancias habilitando la tala en tierras fiscales.
Esto significa ni más ni menos reconocer que en tierras privadas no quedan más bosques en condiciones de ser explotados. Y es éste el primer punto que desde el Instituto de Colonización sostenemos que hay que abordar para luego ver como seguimos.
Necesariamente debemos develar que pasó con los montes en tierras privadas como para que hoy solo los fiscales sean la meta de todos. Y nos preguntamos. En la explotación de los bosques privados: ¿Se respetaron las normas?; ¿Se reforestó?; ¿Hubo explotación racional?.
En razón de lo que expresa el sector reclamando al Instituto de Colonización, la respuesta obvia a todas estas preguntas es: NO.
Y nosotros además agregamos. Tampoco los bosques sobre tierras fiscales están inexplotados. Ni los fiscales ni las reservas están intactos, como debieran. Todos han sido violados producto de la ausencia del estado.
En razón de ello es que no caben dudas que así no se puede seguir. No se puede seguir así porque estaríamos destruyendo las últimas reservas forestales que pueden garantizar la explotación a perpetuidad. Y se puede garantizar únicamente si tomamos este tema en serio. Con responsabilidad. No como una cuestión de presiones y coyuntura que desde hace mas de cien años se han resuelto con criminal irresponsabilidad como para que lleguemos a este extremo.
Y cuando decimos en serio, decimos sin politiquería barata que solo disfraza la protección del interés de algún eslabón de la cadena forestal. Desde ya nunca el más débil.
Para ser más claros aún afirmamos: No queremos, no provocamos ni alentamos internas con nadie. Pero no cejaremos en nuestra postura de defensa de nuestros recursos, y de los derechos de nuestros productores en tierras fiscales. Planteamos con crudeza que nadie piensa con visión de futuro cuando sólo se repite el latiguillo de que la falta de productos en ésta coyuntura pone en riesgo la actividad y sus fuentes de trabajo y que en consecuencia hay que seguir permitiendo que se continúe éste ritmo y éste camino.
Es absolutamente falso ese intento, como es falso que el Instituto de Colonización es responsable de la situación actual por el no otorgamiento de Constancias. Los responsables de la situación actual son todos los que no han planteado antes de nosotros el abordaje integral de la problemática para evitar que el Chaco se esté quedando sin bosques maderables como lo está. No nos engañemos, la explotación racional, el aprovechamiento integral, la reforestación y la equidad en la distribución de la renta han sido hasta hoy palabras huecas. Puro cuento. Un ínfimo porcentaje de bosques han sido explotados racionalmente por las excepciones responsables. La mayoría ha depredado. Y si alguien sostiene lo contrario que explique por qué no quedan más bosques. No ha habido aprovechamiento integral. Centenares de miles de toneladas de madera han sido quemadas para expandir la frontera sojera. La reforestación no puede superar la entidad de discurso. Millones de árboles se talan, solo algunos centenares o en tal caso pocos miles se han plantado. Nada. Y de la equidad, ni hablar. En la reunión para la conformación de la Mesa Forestal entre setenta a cien personas no se ha visto ni un solo productor adjudicatario u ocupante de tierras fiscales. Ni hablar de algún hachero. Ninguno. En consecuencia ni una sola palabra sobre los intereses, derechos y condiciones de trabajo de éste eslabón de la cadena. Eslabón más débil, eslabón sin vos. Es por todo esto que desde el Instituto de Colonización decimos que somos el estado, y el estado está obligado a tener una mirada integral de la problemática, y está obligado a ser la vos de los que no pueden hacerse oír.
Y esto en modo alguno significa estar en contra de ésta actividad. Al contrario, estamos planteando nuevas reglas de relaciones y explotación. Estamos planteando equidad para que los productores en tierras fiscales puedan encuadrarse en la ley. Estamos dejando claro que la imposición constitucional y legal de que los productores realicen la explotación en forma directa e introduzcan mejoras en sus predios no es un castigo como se pretende hacer aparecer. Es imprescindible que lo hagan para poder mejorar su explotación, para diversificar y mejorar la calidad de vida. Hoy no pueden hacerlo porque trabajan por la comida. Está claro que alguien, otro eslabón de la cadena, se queda con la mayor parte de su esfuerzo y todo el valor del producto.
Los funcionarios que estamos pensando en corregir estas distorsiones y otras no somos el enemigo. Estamos pensando en mañana, no solo en hoy. Queremos que de una vez por todas: explotación racional, aprovechamiento integral, reforestación, preservación a perpetuidad y equidad dejen de ser discursos en boca de irresponsables, de falaces, de corruptos.
Estamos en esta situación porque no hubo funcionarios que dejaran de ser funcionales o habiéndolo intentado no pudieron concretarlo en el pasado. Si hace 50 o 100 año se hubiera previsto este presente y actuado con firmeza, sin dejarse llevar por delante por los intereses y/o la corrupción, no estaríamos aquí discutiendo este tema.
Pero como hoy, posiblemente hace 100 años algunos pensaban que los montes eran inagotables y eternos. O lo que es peor sabían que no lo eran, pero no les importaba. Como hoy.
Pues a nuestro gobierno le importa. Y éste es el momento de sentar nuevas bases para los próximos 100 años como para revertir todos los desatinos y garantizar para las futuras generaciones la continuidad de la actividad, la preservación de nuestros recursos y el medioambiente, todos ellos a perpetuidad.
En síntesis, tenemos un solo camino. Discutir las razones por las que estamos como estamos y las razones que nos llevaron a quedarnos sin bosques. Ello nos indicará resolver como no hacer más lo que hicimos para llegar a esta situación. Y a partir de allí plantearemos una política de recuperación de nuestra masa boscosa y su explotación racional en el marco de la ley, la sensatez y la equidad.

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