jueves, 30 de diciembre de 2010

A MIS AMIGOS Y COMPAÑEROS
A todos los que me llamaron para felicitarme por lo que consideraron -erróneamente- como novedosa estrategia para distinguirme de los que ejecutan cierta forma degradante de hacer política, quiero decirles que no tengo ningún acuerdo con el diputado Sergio Vallejos para que hable mal de mí, y por tanto me ubique en el extremo opuesto al suyo, al de sus socios y su amo.

No es así. Aunque ustedes no lo crean el diputado lo hace de manera totalmente voluntaria. Es cierto que cada aparición suya me fortalece al exponer nuestras profundas diferencias. Pero contrariamente a vuestra interpretación, el desde su tenue foco intelectual cree que me devalúa.
Les aseguro que no es una impostura lo del diputado. Sin dudas tuvo el impulso –quizás violento- de iniciarme acciones legales. No se animó. Tampoco dudo que crea firmemente que estoy loco. Porque el, en su sano juicio, no puede comprender que, en lugar de delinquir como los suyos, estemos poniendo camino a la cárcel a sus amigos delincuentes que tomaron por asalto al estado. Asegura el falaz que no he realizado denuncias en la justicia, pero estalla apabullado ante mi pedido de una manifestación pública sobre los delincuentes Nildo Puebla, José Moreno y Héctor Kaluk condenados a prisión por “estafa, violación de los deberes de funcionario público, negociación incompatible con la función e inhabilitación especial y perpetua para ocupar cargos públicos” y también sobre el procesamiento de José Moreno, Carlos Gasko, Roberto Cogno, Omar Rodriguez, Luis Blanco y Ernesto Nickisch todos correligionarios suyos que los hicieran tristemente famosos por los escandalosos negociados con la tierra pública en el Instituto de Colonización.
Se violenta el hombre porque sabe que no puede abrir la boca al respecto. La impotencia es una filosa daga que hiere duramente, porque para que estos delincuentes condenados puedan cometer sus delitos, su bloque levantó alborozado y por aclamación las manos dándoles el aval legislativo que me negaran a mí por denunciarlos. Y los pequeños hombres no están en condiciones de asumir estas cosas. Prefieren divagar echándole la culpa a los pocos de otros bloques que se les sumaron en esta patraña por la impunidad. Alguno de ellos se les parece tanto, que está apareciendo en estos momentos ante la opinión pública con una vergonzante y escandalosa exposición de traición, ineptitud, y vínculos con uno de los más miserables tráficos humanos, las drogas. Quede claro que no es conmigo con quién acuerda estrategias este triste personajillo. Lo hace con los que siguen buscando impunidad, ya desvergonzadamente.
Ahora, ¿Qué pasó para que el partido centenario haya caído en ésta ciénaga? Lo que ocurrió es que fue colonizado por esta corriente, mezcla de bajas pasiones, vicios y voracidades que lo vació de principios e ideales convirtiéndolo en una confabulación de conspiraciones y complicidades. Conspiraciones y complicidades tan evidentes y manifiestas que este pretendido contrincante mío, que hipócritamente se ofrece a acompañarme a la justicia, no ha abierto la boca para denunciar el bochorno que significa, que lo que debiera ser la caja de resonancia de la democracia como lo es la cámara de diputados, se haya convertido en el aguantadero en el que permanecen como personal de la misma los delincuentes confesos Nildo Puebla y José Moreno.
A ustedes amigos y compañeros quiero decirles: no tengo ni asesores ni amigos ni protegidos delincuentes. Como sí los tienen los diputados del rozismo y sus socios. Esta y ninguna otra es la explicación por la que no he tenido el voto de todos estos mediocres morales que pretenden erigirse en jueces. Somos total y definitivamente distintos.
Recordarán ustedes que en mi anterior intervención le pido al diputado que no me obligue a exponerlo públicamente. Me cuesta hacerlo porque siento como que jugamos en distintas ligas y no debo abusar de sus limitaciones. Pero el hombre insiste. Reconoce que su pretendida polémica conmigo le da la posibilidad de aparecer en ciertos medios en los que nunca apareció, y lo agradece. No se da cuenta que tomó el peor atajo. El camino sería su actuación legislativa. Pero como “lo que natura non da, Salamanca non presta”, el hombre no tiene nada que mostrar y mucho por esconder, y va por el ataque con tanta torpeza que no hace más que asegurarse un rosario de papelones.
Al final, quien pretende erigirse en el más capito de su piara para ver si escala en la carrera del desmérito, pone pies en polvorosa con un autoritario “doy por cerrada” lo que erróneamente llama “relación epistolar”. Pretende darse valor disimulando lo que no es otra cosa que el anuncio de su retirada. Vaya a saber si por vergüenza propia, por consejo de su jefe de bloque, o por orden de su amo, ha tomado una decisión rara. Rara por inteligente; quiere llamarse a silencio.
Es así compañeros, que las intenciones de mi contrincante en franca retirada, no son las que efectivamente resultan, y que a ustedes han llevado a confusión. Pretende descalificarme y me critica mientras defiende con elocuente silencio a los delincuentes, con lo que me enaltece; me dice payaso con manifiesta y discriminadora torpeza, ignorando que me halaga atribuyéndome inmerecida dote artística; me atribuye frustraciones y resentimientos quizás mirándose al espejo, porque en mi caso, en lo público estamos sirviendo lo que cada día me hace sentir realizado; y en lo privado, recibo el afecto de ustedes, mis amigos y compañeros, y el mas edificante: el de toda mi familia. Y en este punto, quién acumula enorme deuda me sugiere un pedido de disculpas con una frase hecha tan a su medida, usando palabras como “bocón”, que resulta su perfecto retrato autobiográfico.
Aclarada esta cuestión, quiero agradecerles el acompañamiento permanente y asegurarles que nuestro derrotero no depende de los vientos que pretendan generar estas voraces mediocridades que reptan en los pasillos de la administración y del poder en la búsqueda de degradar para lucrar.
Porque nosotros como la mayoría del pueblo somos este modelo nacional y popular que puso en marcha el cambio en el país de la mano de Néstor y Cristina y en la provincia con Coqui. Cambio que no tiene retorno ni otro destino que la grandeza de la nación y la provincia, y la felicidad del pueblo.

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"LLEGARÁ EL MOMENTO EN QUE NOS ENSARTAREMOS EL SOMBRERO HASTA LAS OREJAS FRENTA A LAS IGELSIAS, Y NOS DESCUBRIREMOS RESPETUOSAMENTE ANTE LOS BANCOS" (Comentario de don Aledo Luis Meloni sobre el veto de Angel Rozas a la Ley de descanso dominical)