miércoles, 19 de mayo de 2010

Chaco
UNA LEY QUE EL DIPUTADO SANCHEZ PRETENDE IMPEDIR Y MANIPULAR

La dilación en la aprobación del proyecto de Ley de Consorcios de Servicios Rurales debatida y consensuada durante dos años por los productores de la Agricultura Familiar, que la concibieron como una herramienta emancipadora, una herramienta de autonomía e independencia frente al clientelismo, y que el gobernador de la provincia girara a la Cámara solicitando su sanción nos obliga a romper el silencio.
Veintiséis Consorcios ya constituidos a lo largo y ancho de la provincia nos relevan de todo comentario respecto del interés y trabajo de los productores. Interés y trabajo que contrasta con las maniobras por dilatar su tratamiento sustentadas en supuestas intenciones de introducir modificaciones al mismo según palabras del diputado Ricardo Sanchez; a quien nunca se lo vio en ningún plenario de pequeños productores. Claramente no se trata de eso. Hoy que ya es inevitable la aprobación de la Ley gracias al trabajo de miles de productores -y el decidido apoyo del gobernador y de legisladores concientes de la necesidad de proteger a los agricultores familiares- se pretende con desvergüenza manipular lo que hasta ayer se ignoró desde la más absoluta indiferencia. Indiferencia claramente expresada en la nula participación en los debates y diálogo con los protagonistas. Se trata de absurdos celos y mezquinas especulaciones personales. Se trata de impedir cualquier acción positiva impulsada por sectores no alineados con la forma de hacer política que concibe y ejecuta –de ésta manera- el diputado Sanchez. Lamentamos que esta estratagema provenga del presidente de nuestro bloque, porque nada tienen que ver con el espíritu de nos guía como peronistas de propender al bien común haciendo realidad una de nuestras banderas, la de la justicia social, en este caso para los postergados productores de la Agricultura Familiar.

Productores que son víctimas de estas manipulaciones por el sólo hecho que desde el Instituto de Colonización y Desarrollo Rural impulsamos el debate que culminó con el objetivo perseguido: que los propios productores le dieran forma y se apropiaran de ésta importante herramienta. Es evidente que para ciertas concepciones, político ideológicas, terminar con el clientelismo entre otros importantes avances implica un serio riesgo. Es por ello que desde el inicio de nuestra gestión hemos sido hasta hoy silenciosas víctimas de presiones, operaciones, descalificaciones y actitudes claramente conspirativas del diputado Sanchez, siempre por supuesto con la mayor impostura. Seguir manteniendo silencio frente a estas maniobras es no asumir la responsabilidad que nos impone el espíritu que siempre nos impulsó y que no es otro que el de transitar el ejercicio de la política como un servicio, nunca como una herramienta para la construcción de proyectos personales. En consecuencia tenemos la obligación de defender a nuestro gobierno de estas actitudes que no tenemos dudas lo afectan y pueden dar por tierra con enormes esfuerzos que la inmensa mayoría hacemos desde nuestras funciones, esfuerzos que encabeza sin lugar a dudas el Señor Gobernador. Callarlo solo alentaría éstas prácticas como si fuesen herramientas lícitas en el ejercicio de la política y no la antipolítica en si misma.
Aquí no se trata de técnicas legislativas o preocupación por el destino y futuro de los productores. Se trata de esta forma de hacer política desde la especulación, la búsqueda de réditos personales por encima del interés general, se trata del cinismo y la hipocresía que desplazaron a la ética y la moral. Se trata que el diputado ve fantasmas concibiendo a los Consorcios de Servicios Rurales como una herramienta política personal. Cree el diputado mirándose al espejo que los que alentamos su formación lo hacemos para luego posicionarnos con vileza sobre ella. Pues se equivoca, será esa su estrategia y forma de hacer política habitual. No la nuestra. La suya es la forma de hacer política que llevó al peronismo del Chaco a estar fuera del gobierno durante muchos años. Y que en Saenz Peña por ejemplo –bastión del diputado Sanchez- todavía no logra salir de perdedor. Y no lo logra por esta táctica de impedir todo crecimiento, manteniendo un peronismo pequeño, chato, perdedor pero funcional al único objetivo personal de permanecer. Para eso sistemáticamente el diputado trata de impedir todo lo que no sea útil a esa deforme y miope visión. Y por si alguien sigue pensando que estas son las "reglas de juego de la política”, lo rechazamos categóricamente. No lo son para los que estamos dispuestos al cambio que concibió e impulsa con todas sus fuerzas nuestro gobernador. Serán las viejas reglas de la componenda, el contubernio y la traición a espaldas del pueblo, las que despreciamos con énfasis.
Esto tiene que ver exclusivamente con el uso bastardo que se hace de la política, y el desprecio hacia la confianza que los electores depositan en los elegidos y que ha transformado erróneamente a la política en una mala palabra.
La política es el conjunto de acciones del Estado y su sociedad en pos de la realización como pueblo y como nación, acciones que implican un ejercicio del poder que tiene un objetivo, destino y fin único: la búsqueda del bien común.
Además, siendo la política una rama de la ética, la que tiende a encauzar los actos y las conductas humanas para discernir entre lo correcto y lo que no lo es, los hombres que se ofrecen para el ejercicio de las políticas de estado deben necesariamente ser éticos. De igual modo, los medios, instrumentos, estrategias y toda herramienta que se use para el logro del bien común, deben estar despojados de todo vicio que pudiera colisionar con el ejercicio ético del poder. No es aceptable la concepción maquiavélica de que el fin justifica los medios dado que un fin logrado por medios viciados será intrínsecamente malo por el vicio que conlleva.
El diputado Sanchez, como cualquiera de nosotros, somos solo una circunstancia, pero protagonizamos de manera muy distinta. Cada cual construye día a día su patrimonio moral con la conducta con la que transita por la vida. Pero en el sistema democrático el meollo de la cuestión está en los partidos políticos. Estos son los que en primer lugar deben velar por la democracia plena y pura. Una parte del electorado tiene posición político partidaria tomada. Vota por determinado partido. En consecuencia merece que su partido lo respete postulando candidatos que tengan vocación por el ejercicio de la función pública y no grupos que se amparen en ese “piso electoral” para usufructuarlo en beneficio de sujetos o sectores mas preocupados por su futuro personal que por el bienestar general. Si para colmo estas prácticas contrarias a la ética se generalizan en la mayoría de los partidos, inevitablemente el futuro de las políticas de estado caerá en manos inapropiadas y serán objeto de manipulación en perjuicio de las mayorías que ingenuamente esperan el cumplimiento de las promesas electorales.
Como una especie de “cultura de época”, nos toca ser testigos que en buena parte de las fuerzas reptan oportunistas, conspiradores, traficantes y falsarios que no pocas veces logran posicionarse al servicio de intereses propios y de grupos cuyo único fin es beneficiarse con porciones de poder. Y son los que operan con mayor ímpetu. Para evitar que impostores protagonicen traiciones a la voluntad popular y garantizar el éxito de la gestión del gobierno, será misión de la máxima dirigencia y también de la militancia debatir seriamente el perfil de los candidatos antes que los nombres. El compromiso con el proyecto político; demostrada lealtad al mismo; probada honestidad e incorruptibilidad; capacidad e idoneidad, manifiesta vocación de servicio y contracción al trabajo, son algunos de los elementales atributos que deben reunir quienes en el futuro se propongan para profundizar el cambio en marcha. De lo contrario seguiremos tropezando con estas muestras de irresponsabilidad y traición al mandato popular, traición especialmente imperdonable cuando se trata de mantener en la desprotección a sectores tan vulnerables como son los pequeños productores.
Un párrafo final para responder a una clara extorsión por parte del diputado Sanchez en relación al acuerdo parlamentario que requiere mi designación como presidente del Instituto de Colonización. No será este ciudadano el que modifique un ápice su conducta de apego al camino recto y leal con los ideales y el compromiso político asumido, por ninguna razón. No será ello nunca moneda de cambio. Mi vida personal y política está muy por encima de esta circunstancia como presidente del organismo, y continuará de igual modo desde cualquier espacio, sea este el llano, en el que me siento muy cómodo. En consecuencia diputado, puede usted operar como le plazca para evitar que dicho acuerdo sea dado. Y si la negativa fuese por no compartir su forma de hacer política, la consideraría un halago. Porque siento que como sociedad no tenemos derecho a permitir que un puñado de especuladores arruinen esta oportunidad de hacer que el cambio llegue también y especialmente a la forma de hacer política.
Un pedido final. Por favor, no me mencione como su amigo, como lo hizo, ni siquiera irónicamente. Para que nadie se confunda, simplemente porque no lo somos. Solo tenemos y tendremos la relación institucional que corresponda, y como corresponde, sin mezclar nuestras diferencias. Al menos de mi parte.
Esteban Branco Capitanich
Presidente del Instituto de Colonización
de la Provincia del Chaco

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