JE NE SUIS Mac DONALDS
Quiénes adscribimos a un modelo de país que está en las antípodas de las corporaciones, no veo por qué caemos en la grosera contradicción de celebrar como su fuésemos sus dependientes, que vengan por el dinero de nuestro pueblo y dejen en la calle a decenas o centenares de pequeños emprendedores y trabajadores.
Lamento sinceramente que de
encendidos discursos de tribunas políticas progresistas bajemos al patio de
comidas de la mayor productora de comida chatarra del planeta a cantarle loas a
la instalación de sus fenomenales aspiradoras de recursos de nuestro mercado.
Algunas actitudes nuestras también
explican por qué gobiernan ellos después de una década de ascenso en la calidad
de vida de las mayorías.
Estos mensajes plagados de
falsedades como que alimentan el mercado laboral o propenden al desarrollo,
cuando sabido es que precarizan, explotan a sus trabajadores, y no consumen ni
un gramo de carne ni pan, ni verduras, ni bebidas de nuestro mercado local, generan
en la sociedad confusión. Porque cuando salen de la boca de dirigentes
reconocidos y apreciados por un vasto sector, estas falsedades se interpretan
como verdades y socaban todo un discurso que las mismas bocas lanzan en
campañas en contra de un modelo de país alquilado a estos depredadores globales.
Desde ya, sin entrar en
detalles de la incidencia en la salud y el ambiente que entregan las cajitas
felices que a los únicos que a la larga hacen felices es a los accionistas de
la poderosa multinacional.
Claramente Resistencia,
lejos de las celebraciones acaba de inaugurar un paso atrás para todos,
especialmente los comerciantes del rubro y sus trabajadores que jamás podrán
evitar que la pegajosa y engañosa propaganda les reste trabajo y calidad de
vida.
Se me ocurre que al viejo
Lomo Loco se le debe estar cayendo una lágrima ante esta, nuestra defensa del
invasor.
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