La pérdida de la prudencia y de la medida de lo creíble provoca una exposición burda de un casi ruego a algún supremo para que al gobierno argentino le vaya mal.
Ni una sola crítica, ni una sola tapa al brutal vaciamiento de la petrolera girando a España -para mitigar la crisis de la enclenque Unión Europea- mas del 140% de sus utilidades.
Ningún comentario al respecto pese a que no solo demuestra cero inversión, sino descapitalización de una empresa que por primera vez en su historia, no crece en producción.
Como si todo estuviese de maravillas y la culpable fuese la argentina La Nación titula casi con dedo acusador: La Unión Europea dice que está "al lado de España" en la polémica por YPF, y casi como un ruego para que se cumpla agrega: España no descarta una "ruptura económica y fraternal" con Argentina por YPF
España está al lado de los intereses de las empresas españolas, y es legítimo. La Nación está al lado de sus propios intereses, y también es legítimo.
Lo que no es legítimo en ninguno de los dos casos es que tanto España como La Nación pretendan ocultar las graves irregularidades de los primeros en el cumplimiento de su obligación y de los segundos ese inocultable interés por perjudicar al gobierno y al pueblo argentino en defensa de sus negocios, afectados por la democratización de los medios, entre otras políticas de corte popular que lleva adelante la presidenta Cristina Fernandez de Kirchner.
Pero como son tan obvios, es total la garantía de su fracaso. Y la argentina seguirá recuperando independencia y soberanía mucho más allás de los intereses que apuestan a su pérdida.
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