Generaciones enteras vivieron sin saborear las mieles de un gobierno popular.
La brutal dictadura, después de tantas, brazo armado de la argentina chica cegó conquistas que hacían la patria grande. Y llegamos a los 90. Se decía que argentina entraba al primer mundo. Estratégicas empresas se servicios escenciales, industrias, patrimonio del estado, el suelo, el subsuelo entraron al primer mundo. Entraron por la puerta de servicio. De servicio a la extranjerización y a los gauchos que las entregaron por unos redoblones o libras sirias y también entraron al mundo iluminado. Los argentinos quedamos afuera.
No nos falten el respeto a millones de argentinos tildandonos despectivamente "kirchneristas" porque defendemos este modelo y estos gobiernos. Al defenderlos, no lo hacemos como fanáticos descerebrados como la presa interesada y no pocos periodistas que cotizan sus palabras a buen precio, pretenden hacer aparecer. Lo hacemos plenamente conscientes que si bien puede mejorarse la calidad institucional entre otras cosas, sin lugar a dudas con ellos hemos dado un salto fenomenal en el logro de viejas conquistas
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