La frase del título es usada por algunos seguidores de Ruiz Palacios. Obviamente refieren a la historia del personaje reciclado. Del que hábilmente explotó la desinformación y el brutal desprestigio del sistema democrático impulsado por la dictadura frente al real bastardeo de la misma por parte de dirigencias partidarias mas atadas a negocios, placeres y entrega del país, que a ideales democráticos y nacionales.
Ruiz Palacios, ha sido uno de los grandes beneficiarios de esa desinformación y desprestigio. No solo porque le han permitido reciclar su pasado en el equipo conductor de la máquina criminal manejando una de las palancas más sangrientas desde el Ministerio del Interior, principal centro planificador y ejecutor del terrorismo de estado.
Sino que además, y con la habilidad que suele no faltarle a las mentes perversas, usufructuó aquel desprestigio que la propia clase política irresponsable y traidora abonó, y que la dictadura aviesamente profundizó, para desde la manipulación imponer la idea que la política es mala palabra en manos del pueblo. La idea que el pueblo es incapaz de gobernar y que necesita tutores con pistolas en la cintura. Y en aquel tiempo, de miedos, claudicaciones, leyes de impunidad y olvido, esa idea caló en parte de una sociedad profunda y dramáticamente despoliltizada.
Ninguno de los admiradores, seguidores y defensores de Ruiz Palacios, son capaces de referirse a la historia de aquel como el Capitán Fernandez, segundo comandante de la maquinaria criminal del terrorismo de estado en el ministerio usurpado. Para ellos ese cuadro representa sólo la parte de la vida pública del coronel a partir de 1983. Para ellos aquel farsante, que nos explicaba desde las cámaras de la televisión por qué no podíamos perder la guerra mientras a nuestros hermanos en Malvinas los mataba más el cobarde abandono de sus superiores y el hambre, que los propios ingleses, no tiene pasado. Para ellos, Ruiz Palacios nació, fruto de su propia ciénaga en 1983, sin pasado y sin historia.
Por eso hoy expresan “la historia no se borra bajando cuadros”
Fieles a su maestro, estos manipuladores, negadores enjundiosos de la historia, afirman que la historia no se borra cuando en realidad, bajando el cuadro, lejos de borrarse, se aporta a escribir aquella otra parte de la historia. Bajando ese cuadro se va completando la historia, descorriendo el velo e incluyendo en el balance al “Capitan Fernandez” y su máquina de exterminio. Y éste hecho tiene el alto valor que se escribe desde la perspectiva que da la libertad y la certeza del horizonte del tiempo.
Además, y aviesamente se dice que no fue condenado. Claro, lo que no se cuenta es el largo período de impunidad que se impuso hasta la llegada de Néstor Kirchner al poder. Fin de la impunidad que hoy Cristina profundizara terminando con todos los secretos que pretendían borrar parte de la historia. Borrar parte de esa historia que merece estar en cuadros de terror. Ruiz Palacios no fue juzgado ni condenado, no por no haber sido partícipe principal de los crímenes de la dictadura, no lo fue por el retardo impuesto y negociado durante veinte años. Y lamentablemente la muerte evitó el juzgamiento. Pero bueno sería que se sepa que si bien nadie puede ser juzgado en ausencia, nunca la muerte será confundida con una sentencia absolutoria. Es solo la pérdida de una oportunidad para quién de haber sido honorable pudo en vida redimirse y optó por no hacerlo.
Por último, también resulta coherente entre seguidores, admiradores y amantes del Capitán Fernandez que se le asigne a la decisión democrática de la Cámara de Diputados el carácter de ser producto del resentimiento. Es coherente con la aviesa intención de minimizar y deslegitimar el acto. Es parte de la estrategia de estos borradores de historia. Lo que es llamativo que desde ciertos sectores de la prensa se use también ese venal y temerario argumento frente a la abrumadora evidencia de una sociedad ávida de recuperar su historia y colocar a cada protagonista en el justo lugar que impone la totalidad de sumas y restas que arroja su patrimonio moral, y público. Nunca estas decisiones pueden estar atadas al pensamiento mercantil de pago de favores recibidos en oscuros negociados de otros tiempos, ni al ingreso oportunista de un sello a nuestro Frente como se plantea. Mucho menos si no existe ni existirá nunca un mínimo indicio de pertenecía política ni programática con nuestro Proyecto Nacional y Popular.
PD: Aqui una nota sobre la orden de Ruiz Palacios para la compra de 90 Falcons NO IDENTIFICABLES, a se distribuidos a las policias de todo el país para el secuestro de personas.
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