En el marco de su especialidad,
salsa en la que se mezclan servicios, vendedores de basura, espías que salen
con frac flúo y galera con baliza, y algún que otro dato cierto para que el
olor no delate del todo la porquería resultante, el cheff de patrones sin
rostro intenta un nuevo plato, quizás a pedido de aquellos, o solo para
justificar servicios.
Con aires de predicador, aunque cada
día más patéticamente desnudo, ya miente sin el mínimo pudor, y así expone sus
últimas miserias aún ocultas. Comparte servicios con el cocinero estrella del
poder: Lanata. Otro que come guano con gusto y ganas y lo vomita frente a
micrófonos y cámaras sin vergüenza. Con quien colabora tirando a la olla cuanto
desecho se le pida, siempre tratando de desprestigiar al modelo que cambió la
argentina para bien de millones de compatriotas.
Este, nuestro cheff vernáculo cada
día más desnudo, ganó prestigio cuando en algún foro no se le permitió usar ni
carne putrefacta ni sal inglesa. Foros que avanzaron con pura verdad, muy a
pesar suyo y de su natural disposición por las artimañas, ardides, acechanzas y
manipulaciones. Todavía usa como bandera esos espacios que no le pertenecen, y
en los que estuvo forzado por la conveniencia, soportándolos, muy a pesar de su
profundo rechazo ideológico.
Le mienten, y como le gusta, se
ufana de la mentira y miente. No tiene el más mínimo respeto por sí, por la
palabra, ni interés por la verdad. Menos le importa nada de lo que usa como
pantalla, ya sea recursos naturales, ya sean pueblos originarios, justicia, o
construcción de una sociedad justa.
Cree en la desmemoria. Cree que
está olvidado por ejemplo uno de los hechos más patéticos y repudiables que
protagonizara años atrás un trece de diciembre en el monumento a nuestros
compañeros caídos en Margarita Belén, donde no soportando ya tanto respeto por
las luchas y la historia, y asqueado de tanto peronismo e izquierda con ese
–para el- irrespirable tufo nacional y popular, llevara un grupo de víctimas de
su manipulación –entre borrachos y drogados- a obstruir el acto y provocar
abiertamente a los presentes para que los titulares del día después no
mencionen el homenaje a nuestros compañeros sino el escándalo de la –por él-
esperada batalla campal entre compañeros. Desde la ceguera de su subestimación obviamente
no contó con que estábamos preparados para no caer en su estratagema y
confrontar. Y no logró su objetivo. Pero como no somos tibios, al día siguiente
bien temprano en su propio estudio escucho de nuestras bocas el repudio a su repugnante
vileza al ofender a familiares, amigos, compañeros y la memoria de nuestros
muertos, en el lugar mismo en el que fueran masacrados.
Entonces, discutir seriamente
cuestiones de tierras con personajes tan retorcidos, oscuros y falaces sería
caer en el dispendio de tiempo y esfuerzo. Pero si vale no caer en esta
provocación de embarrar el debate y llevarlo a otros rumbos para evitar que se
pueda modificar este camino probadamente conducente a la altísima concentración
en pocas manos. La provocación consiste en solo discutir si se la vendemos a
Rolando o a Juanjo, como si no supiéramos que ellos mañana, por las razones que
fueran, se las terminarán entregando a uno de los ciento cincuenta que van
rumbo a ser dueños de la mitad de los suelos productivos el Chaco.
Insisto. Las tierras productivas
no pueden estar como cualquier mercancía en el mercado inmobiliario solo
disponibles para los que más dinero tengan. Para ello, el remanente de fiscales
aún existente; las que se recuperen –si la justicia actúa- vía las acciones de
lesividad que interpusiéramos; más las que se incorporen al banco de tierras
por la compra mediante la intervención –propuesta en nuestro proyecto de Ley-
del estado en la comercialización de tierras privadas para evitar la expansión
de los latifundios como manda la Constitución, debieran ser adjudicadas a
aquellos productores comprendidos en la ley, que no tengan tierras, o posean
tierras insuficientes como para que sus predios no sean sustentables, pero no
ya en venta, sino en concesión vitalicia y con prioridad de trasferencia a los
hijos, siempre que se cumpla con el objeto de explotación y producción que la
ley prevé. Es imprescindible que el estado recupere la potestad de dominio
sobre un recurso vital y estratégico para la vida de los ciudadanos y la
independencia y soberanía de la patria.
Pidiendo disculpas por la
digresión, aprovecho la ocasión para dejarle un mensaje al doctor Rolando
Nuñez. He leído por ahí que está preocupado por los que desde nuestros
compromisos políticos asumimos responsabilidades de gestión, y según su papal
sentencia gestionamos mal. Como nos queremos corregir, pido abusando de su
gentileza, comunique donde da clases de gestión y cuáles son los antecedentes
prácticos que lo avalan como catedrático. Quizás pueda ayudarnos desde su vasta
experiencia.
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